Texto Aire
Fotos: Belén Meier
Cerveza Patagonia y AIRE entrevistan a referentes del #espiritupatagonia: conservación, educación y búsqueda constante de excelencia. En esta oportunidad, conocemos a Martín Sabattini y Manuel Rapoport, de Designo Patagonia. Ambos tienen una gran relación con la naturaleza e, incluso, se inspiran en ella. Piensan y desarrollan sus proyectos a partir de conceptos patagónicos que se sustentan en ideas bien precisas.
Martín Sabattini y Manuel Rapoport estudiaron Diseño Industrial en la Universidad Nacional de Córdoba. Allí se conocieron y comenzaron a establecer lazos e intereses comunes. En el 2002 ambos ya vivían en Bariloche, un sitio de la Patagonia que los unía aún más: a uno como sempiterno amante de las montañas y a otro como tenaz pescador. Pero ya en la Docta habían comenzado a trabajar juntos para formalizar sus primeros pasos en el mundo del diseño.
“Así comenzamos hace 18 años -recuerda Sabattini, que es cordobés-. Tratando de mostrar lo que podíamos hacer, y de repente estábamos diseñando, produciendo, vendiendo, gestionando, haciendo publicidad, generando stock, haciendo todo. Se podría decir que somos diseñadores emprendedores. Empezamos hace 17 años con nada y fuimos creciendo muy de a poco, sobre todo fuimos construyendo la marca. Podés hacer el producto, venderlo y que, aún así, no te conozca nadie. O podés ponerle muchísima energía a la marca y empezar a tener una firma“, asegura. Explica que a través del tiempo Designo Patagonia logró posicionarse bien: “Cada tanto algún estudiante que investiga nuestra obra nos manda un mail (risas) y la situación es casi absurda… nos sorprende. Lentamente hemos conseguido avances que nos enorgullecen y, al mismo tiempo, hemos establecido la base de un estudio que está bien plantado. Entonces, a pesar de las crisis, siempre “zafamos”. Y zafamos porque, creo, tenemos muy instalada la marca. Si bien este no es un momento de crecimiento, nos mantenemos y seguimos en la lucha, lo que no es poco”, admite.
La madera forma parte central en el espíritu y el concepto de Designo Patagonia. Sus muebles y sus objetos, sin embargo, son mucho más que el material con el que están construidos: están pensados, argumenta Sabattini, para durar y ser queridos, atesorados. “Se pueden romper, pero los vas a reparar, no los vas a tirar“, afirma. Y agrega: “Trabajamos con maderas distintas, algunas de origen comercial e industrial, como la lenga, que viene de Tierra del Fuego y compramos en aserraderos locales. También compramos álamo, una madera buenísima que está muy poco aprovechada. También utilizamos pino, ciprés y coihue. El ciprés es difícil de conseguir, generalmente es de volteo y si no, es de dudoso origen: no es correcto usar maderas cuyo origen no se puede determinar. Por eso tratamos de emplear sólo madera comercial, salvo algunos objetos que tienen detalles con madera reciclada o recuperada, como por ejemplo la utilización que hacemos de la tejuela de alerce. La madera de alerce está prohibida: es una especie protegida. Entonces no hay chances de hacer un mueble de alerce. Pero se trata de una madera alucinante y muy linda (además tiene una identidad andino patagónica muy fuerte).
Sin embargo, en Designio Patagonia encontraron la manera de trabajar con alerce sin violar ninguna norma: el reciclaje (especialmente el de las viejas tejuelas). Y el concepto de reciclar, de acuerdo al razonamiento de Sabattini, está íntimamente vinculado al de sustentabilidad (por lo menos a una discusión respecto al significado de cada palabra): “Siempre estamos atentos al momento en el que le cambian los techos a las casas antiguas, casas que tienen más de 50 años. Cepillamos las tejas y realizamos enchapados con ellas. También utilizamos muchos palos que están abandonados en los lagos: la madera abandonada nos encanta. Sin embargo, no creemos que la sustentabilidad y la responsabilidad vengan solo de la mano de materiales reciclados o de la duración de las cosas. La sustentabilidad se sostiene en varios aspectos, entre ellos, la calidad de construcción y la carga simbólica del objeto. Tratamos de hacer objetos conscientes, es el estilo y la filosofía del estudio. La calidad y la calidez son el alma del objeto”, deduce Sabattini.
El trabajo y la Patagonia
“Manuel es escalador y yo pescador. Terminé viniendo a vivir aquí hace 18 años porque quería vivir en el lugar donde pescaba. Y a Manuel le sucedió lo mismo: volvió a Bariloche porque no puede estar lejos de una pared para escalar. Es por eso que vivimos acá y nos gusta este lugar. A ambos nos apasiona la naturaleza. Es una buena excusa para estar al aire libre en silencio, en soledad y disfrutar. Además, la Patagonia es una constante fuente de inspiración”. (MS)
Cuestiones de estilo
Sabattini explica, además, que la estructura del estudio se puede explicar a partir de tres líneas de trabajo: diseño y producción, consultoría y asistencia técnica. “Diseñamos y producimos objetos que forman nuestro catálogo, algunos van quedando en el camino, otros tienen más éxito. Con respecto a la asistencia técnica a emprendedores, diseñadores o artesanos, hace muchos años que realizamos este tipo de asesoramiento. Nos contratan, por ejemplo, para capacitar artesanos desde nuestra mirada del diseño. No le vamos a enseñar a diseñar a los artesanos, se trata de intercambiar ideas, de mostrar la potencialidad del diseño. De ese vínculo siempre surgen proyectos interesantes. Y todos crecemos“, dice.
Los trabajos de Designo Patagonia tienen una impronta regional evidente y para comprobarlo solo hace falta observar los diseños y los materiales. Señala Sabattini: “Hace tantos años que trabajamos juntos que distribuimos las tareas sin hablar. Llegamos a un nivel de confianza y laburo mutuo que la línea de trabajo es siempre la misma porque ya nos conocemos y sabemos qué queremos. Ambos diseñamos, después yo estoy más con la cuestión productiva, mientras que Manuel se dedica más a las cuestiones de la oficina y relaciones públicas”.
“El valor agregado de nuestros productos está en el diseño, en la calidad de manufactura, y en la historia del producto en sí, que suele ser realmente interesante. Nuestro estilo, nuestros trabajos, se reflejan en objetos bien arraigados a la zona, con un discurso estético y una idiosincrasia bien patagónica. Los objetos, además, deben ser durables y queribles. Nuestros “banquitos materos” se han transformado en clásicos porque reúnen todas esas condiciones. La serie se continúa con los bancos “ciempiés”, las mecedoras, las poltronas, las banquetas. Acaso por esa razón, por la mismísima naturaleza del trabajo, es que Designio Patagonia intenta extender sus propias fronteras y la idea, ahora, también es buscar nuevos horizontes. “Formamos parte de un grupo exportador que se llama Sur Design. Cinco empresas emparentadas en lo que hacemos y con una filosofía parecida unimos esfuerzos para exportar: todos creemos en los productos sustentables y en la calidad. Se trata de exportar diseño Argentino. La idea es ampliar el mercado“, finaliza Sabattini.
Consultoría
“El año pasado trabajamos con la gente del Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (CIEFAP). Nos dijeron que querían desarrollar mobiliario escolar en Tierra del Fuego con madera de lenga, con determinadas características y determinadas premisas. Desarrollamos el diseño e hicimos un prototipo. Fue un proceso muy largo que duró un año y ahora el CIEFAP y la provincia ya tienen los planos. El servicio está hecho. (MS)
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