FOTO FRANCISCO BEDESCHI
BANDURRIA | Theristicus caudatus
La bandurria, pariente de la garza, es una especie que podrás ver en casi todos los recorridos que hagas por la Patagonia. Es fácil de distinguir por su gran porte (75 centímetros) o por con su estridente grito nasal y repetido. Se destaca por su pico largo, delgado y curvo. Picotea el suelo con rápidos movimientos vibratorios, para alcanzar los pequeños invertebrados que viven bajo la superficie de la tierra y que constituyen su dieta principal.
A pesar de que a menudo se las puede ver caminado hacia y desde sitios de descanso, también se las puede ver volando a grandes alturas para traslados distantes o en la búsqueda de un lugar adecuado para alimentarse, anidar o migrar hacia mejores condiciones climáticas. Los vuelos bajos indican que su desplazamiento es sólo momentáneo en procura de mayor seguridad temporal. En ambos casos su grito es frecuente y potente. La Bandurria es un ave muy grande. Por eso es sorprendente su facilidad para levantar vuelo. Su vuelo es preciso y recto. Las zonas húmedas con pastizales, las lagunas, los lagos, los cursos de agua y los lugares de pastoreo son sus ambientes preferidos. Estéticamente, tiene un estilo de elegancia despreocupada; las patas son delgadas y de rosado oscuro, con paso lento y metódico. La cara, cuello y pecho son de un tono ocre dorado. En gran contraste con la mitad superior, su parte de inferior y cola son negras, las alas son gris claro y anchas cuando se extienden. A lo largo de la parte superior del pecho tiene una franja de color gris que parece una cinta o una bufanda. También se caracteriza por tener la piel de la cara de color negro, rodeando sus ojos rojos. A la hora de aparearse, son monógamas y sus nidos normalmente se ubican en árboles altos y acantilados. La crianza es un trabajo compartido (ambos sexos construyen el nido) y después de que la hembra deja 2 o 3 huevos, ambos padres incuban los huevos por un período de un mes.