Premium Tasting: mucho movimiento en la industria vitícola de Chile
En esta nota, nuestra columnista Anabella Alcuaz, comparte sus conclusiones acerca de la actualidad vitícola de Chile, luego de participar en los seminarios y catas a ciegas del Premium Tasting en el Hotel Mandarin Oriental Santiago.
El 17 y 18 de Agosto tuve la oportunidad de participar de varios seminarios y una interesante sesión de cata a ciegas de 39 vinos chilenos, en el Premium Tasting que se llevó a cabo en el lujoso Hotel Mandarin Oriental Santiago.
Además, como parte de este hermoso viaje, visité amigos y recorrí varias bodegas del Valle de Casablanca, que se encuentra aproximadamente a una hora y media del centro de la ciudad de Santiago de Chile.
Siempre me siento privilegiada al continuar actualizando mis conocimientos, y más si se trata de la industria vitícola de nuestro querido país vecino. Premium Tasting es un evento donde se reúnen los equipos técnicos de muchas bodegas prestigiosas de Chile para presentar sus vinos. Productores, agrónomos, propietarios de bodega y enólogos toman la palabra, relatan detalles del lugar de elaboración, tendencias y cambios de estilo de sus vinos.
Uno de los seminarios incluyó la curaduría del sommelier Héctor Riquelme, quien eligió 16 vinos con un concepto conductor: sentido de lugar. Vinos de bodegas pequeñas y tradicionales que, a su entender, están marcados por la altitud, orientación, el clima y los suelos del lugar donde crecen las uvas. Catamos vinos hechos a base de Semillón, País, Grenache, Cinsault, Cabernet Franc, Carmenere y Pinot Noir.
En el segundo seminario, a cargo de la periodista especializada Ana María Barahona, se presentaron otros 16 vinos elegidos por ella, con el objetivo de transmitir la diversidad de las regiones chilenas productoras de vino Premium: de la cordillera al mar. Catamos Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon, Syrah, Chardonnay, Malbec y vinos de corte producidos en distintos valles, con impronta de la Cordillera, o próximos a las zonas costeras.
El Tasting Central fue tan maratónico como interesante: cuarenta vinos catados a ciegas, en tandas de a 6, acompañados con mini-platos.
Me encanta volver y reflexionar sobre los viajes vitícolas. Aquí les dejo algunas de mis conclusiones:
- La industria chilena del vino es muy dinámica, aunque registra caída en las exportaciones de vino embotellado, debido a varios motivos: un escenario de menor crecimiento económico mundial, la inflación, la guerra, la crisis energética. Asimismo, a pesar de contar con una larga historia con el vino, su desafío sigue siendo conquistar más paladares locales. El consumo de vino anual per cápita en Chile es bajo: tan sólo 14 litros.
- Se percibe mucha cultura de sustentabilidad en la gestión de las bodegas, con prácticas como: uso de energía eléctrica renovable a través de la instalación de paneles solares; reutilización de agua dentro de la bodega; huertas colaborativas y preservación de corredores biológicos.
- Mucho acento en el cuidado del recurso hídrico, que es una de las mayores limitantes para el desarrollo de nuevos viñedos. Esto se suma a que se están levantando viñedos que ya no son comercialmente viables, para destinar el agua a los que sí lo son.
- Movimientos de asociatividad, como: VIGNO, o los Vignadores del Carignan, una agrupación de productores de la cepa creada el 2010 con el propósito de rescatar ese valioso patrimonio vitivinícola. Y MOVI, una asociación de viñateros que sostiene que “el trabajo grupal traerá los beneficios individuales”. Se unieron en 2009 para “difundir vinos hechos a escala humana“ y “promover la diversidad vitivinícola” .
- Rescate y puesta en valor de viejas viñas olvidadas durante muchos años. Revalorización de variedades como la Carignan, País y Cinsault.
- Muy buenos vinos blancos premium de Sauvignon Blanc y Chardonnay que exhiben el frescor del Pacífico y de las neblinas matutinas: verticalidad y salinidad.
- Muy buenos vinos tintos de Cabernet Sauvignon, Syrah, Malbec y Carmenere. Conviven tintos de estilo tradicional que ya son íconos en el mercado, con tintos modernos. Unos más estructurados y opulentos, otros más verticales, austeros.
- Mucha calidad en la diversidad, y búsqueda de precisión para mostrar y transmitir la impronta del lugar de origen.
- Camaradería e intercambio de conocimiento y experiencias entre colegas de la industria.
Texto y fotos de Anabella Alcuaz (WSET Diploma).
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