Proteger los pastizales | Patagonia productiva

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FOTOS FRANCISCO BEDESCHI

Argentina cuenta casi con el 90 por ciento de los pastizales templados de América del Sur. Forman parte constitutiva de paisajes bellísimos y fabulosos, pero además su presencia, su cuidado o su mala utilización influyen en prácticas económicas decisivas como lo es la producción ovina en la Patagonia. En este marco, The Nature Conservancy (TNC), junto a otras organizaciones, trabaja para proteger la estepa patagónica y para desarrollar estrategias de conservación que tengan en cuenta de manera definitiva la noción de pastoreo sustentable.

En la Argentina, el espacio a proteger -en lo que a pastizales se refiere- es de unas 160 millones de hectáreas, distribuidas en cuatro ecorregiones bien determinadas: Pampa Húmeda, Espinal, Monte Bajo y Estepa Patagónica. El 16 por ciento de los pastizales templados del mundo se encuentran en nuestro territorio, que además cobija el cerca del 90 de ellos en América del Sur.
En este contexto, y dentro de las pretensiones y los objetivos de The Nature Conservancy (TNC), está el de ofrecer estrategias que ofrezcan posibilidades para desarrollar iniciativas de pastoreo sustentable en la Patagonia.TNC, en dos zonas con particularidades bien definidas, llevó adelante una serie trabajos e investigaciones que implicaron profundizar el conocimiento que existía entre los productores locales respecto a los diferentes métodos existentes que generan un pastoreo sustentable en los ecosistemas de Estepa y Monte Bajo. Dos estancias patagónicas fueron seleccionadas, como pruebas piloto porque, de muchas maneras, representan el perfil ecológico y productivo en el ámbito de sus respectivas zonas de influencia. A los fines de llevar a cabo la incorporación de elementos de biodiversidad y de agua dulce a los planes de manejo de ambas estancias, TNC utilizo una de sus principales metodologías, denominada Planificación de Conservación de Área (PCA), o Conservation Area Planning (CAP), como se ha denominado históricamente en ingles a esta metodología, que consta de cuatro pasos:
I) Identificación de elementos u objetos de conservación.
II) Análisis de su estado de viabilidad.
III) Análisis de las amenazas o usos que restrinjan, limiten o impidan dicha viabilidad.
IV) La identificación e implementación de estrategias que permitan abatir dichas amenazas o al menos reducirlas en un umbral aceptable, desde el punto de vista científico.
La primera estancia seleccionada se encuentra al sur de la provincia de Neuquen, a unos 40 minutos al norte de la ciudad de San Carlos Bariloche. Tiene una superficie de alrededor de 5.500 hectáreas y cuenta con gradientes ecotonales hacia la Estepa Patagonia, con costa al rio Limay, y ubicada dentro de la zona de reserva del Parque Nacional Nahuel Huapi, constituye un ejemplo representativo de varios establecimientos similares existentes en la zona. Las primeras reuniones del CAP, amén de los científicos de TNC que han venido implementado esta metodología, contó con un buen número de expertos locales de la Universidad del Comahue, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), de la Administración Nacional de Parques Nacionales (APN), entre otros, y tuvo lugar en noviembre de 2009. El trabajo de análisis y revisión de la información se extendió hasta mayo de este año bajo el liderazgo de Chris Pague (experto en praderas y pastizales de Colorado, Estados Unidos, quien a su vez ha llevado a cabo similares proyectos en Mongolia, otro de los países con grandes extensiones de pastizales nativos). Además de ofrecer entrenamiento específico a los profesionales de TNC Bariloche y a los expertos locales de las diferentes entidades mencionadas respecto a las metodologías del CAP, uno de los objetivos principales consistió, justamente, en bosquejar modelos específicos para generar modelos de pastoreo sustentable que incorporen los elementos de biodiversidad y agua dulce analizados oportunamente. Los propietarios y el administrador de esta estancia estuvieron de acuerdo con la idea, además de evidenciar elevados valores conservacionistas y se mostraron de acuerdo en la aplicación de herramientas de conservación diseñadas para ámbitos privados. La propiedad, por su parte, cuenta con una buena cantidad de cursos de agua dulce y mallines. Pese a que de un tiempo a esta parte no se observan choiques o guanacos, se estima que con las nuevas medidas sugeridas no sería difícil contar con algún número de guanacos, sumados a la existencia de chinchillon, tuco-tuco sociable, cóndores y ciervos colorados, otros de los animales que habitan en la zona.
La segunda estancia seleccionada, se encuentra en el centro occidental de la provincia del Chubut. Con sus cerca de 175.000 hectáreas y habiendo cumplido cien años de vida en mayo pasado, cuenta con una diversidad nativa no sólo terrestre sino también acuática, al ser cruzada por al menos tres ríos principales, lagunas, mallines y una combinación de dos de los distritos fitográficos más importantes de la Patagonia (Occidental y Sub-Andino). Estas características, sumadas a modelos productivos que han sido adoptados por otras estancias en la zona, la convirtieron en un sitio ideal para la denominada segunda prueba de concepto. Un dato no menor es que esta estancia ha venido siendo asesorada por un grupo de expertos en pastoreo del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas vinculadas a la Agricultura (IFEVA) de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA). La estancia tiene una bien ganada fama como una de los sitios productores de ovejas más importantes de la Patagonia, por lo que los trabajos y las investigaciones que allí se desarrollaron pueden influenciar de manera decisiva a otros sitios vecinos de la Patagonia, en los que la utilización de procesos de pastoreo sustentable se hace cada vez más indispensable. El establecimiento también es considerado como un líder dentro de las empresas que se dedican al manejo de la tierra y la producción de lana. Dentro de sus límites existen poblaciones permanentes de guanacos, cóndores y choiques; además posee una buena cantidad de cursos de agua, mallines y se dedica, como se puntualizó, a la cría de ovejas.
Los resultados que proporcionaron el análisis del CAP, a grandes rasgos, fueron importantes, ya que se pudo, efectivamente, recopilar información trascendental para desarrollar teórica y prácticamente estrategias de pastoreo sustentable aptas para aplicar en propiedades privadas. Considerando que entre el 75 y el 90 por ciento de los pastizales se encuentra en manos privadas y en la Patagonia, en su gran mayoría, la tierra se utiliza para la producción ganadera, ovina especialmente, la utilización de metodologías o herramientas como las descriptas son fundamentales para luchar contra el flagelo del sobrepastoreo, cuya consecuencia más frecuente es la desertificación y perdida de la cobertura vegetal, lo cual lleva al abandono de campos y quebranto de familias y establecimientos productivos.
Las investigaciones académicas y los trabajos de campo como los que desarrolla TNC permiten subsanar algunas de estas consecuencias a través de una mayor participación de la ciencia o la tecnología disponible no solo en la Argentina sino en el mundo. Los trabajos desarrollados en ambas estancias permitirán establecer no sólo las formas sino las áreas donde poner en movimiento sistemas de pastoreo sustentable que no ignoren las necesidades del productor ni tampoco a los recursos naturales y el medio ambiente. –

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