Aprendé a armonizar pastas y vinos con estos consejos
Combinar el vino y la comida tiene sus bemoles. El objetivo es siempre maximizar la experiencia gastronómica, elevando todos los sentidos. Si buscás llevar la cocina a su máxima expresión, Anabella Alcuaz, nuestra columnista especializada en vinos, tiene algunas sugerencias para que encuentras tu “combinación ganadora”.
Degustar un buen plato puede transportarnos al mejor de los mundos. En ese sentido, el vino es uno de los mejores aliados.
A continuación, comparto con ustedes algunas sugerencias e incluso, los invito a probar suerte con algunas variedades de vino que –hasta ahora- tal vez no se animaban a elegir:
– Elegí primero con qué salsa vas a acompañar tu pasta, ya que los sabores de la salsa marcarán la intensidad a la que se tiene que adaptar el vino.
– Los vinos tintos, según la variedad y estilo de elaboración, van a tener diferente estructura tánica. En general, combinan mejor con salsas sabrosas que tengan carnes rojas.
– Los vinos blancos secos, sin añejamiento en madera, suelen tener un efecto refrescante en el paladar. Esto sumado a una intensidad de aromas y sabores baja o media, los hace ideales para acompañar salsas con cremas, o con cierta acidez.
– “Si crecen juntos, van juntos” es un aforismo que no falla. ¿Mi consejo? ¡No dejes de aplicarlo! Los vinos de una determinada región geográfica guardan una relación histórica con la comida de la zona, y la mayoría fueron creados para acompañar los platos típicos. En tiempos de pandemia, los invito a viajar en el “avión del paladar”, a ser los artífices de sus propias experiencias inolvidables y regodearse en remotos lugares con sus combinaciones culturales de comida y vino.
– Pinot Noir: suele tener una estructura media a liviana. Sus taninos ligeros, color poco profundo y acidez marcada, lo ponen en la liga de tintos elegibles para las pastas con salsas a base de pescados y mariscos. Si el vino tiene algunas notas de paso por madera, podría ser perfecto para combinar con una salsa de hongos.
– Sangiovese: con sus adorables notas a cereza, cuero, hojas de té, tierra, es el compañero ideal de pastas con salsa boloñesa. En sus versiones más jóvenes, los vinos a base este varietal serán capaces de exaltar la acidez del tomate, la intensidad de sabor de la salsa y las proteínas de la carne.
– Bonarda: esta uva tinta tan característica de la Argentina tiene similitudes con la Malbec, aunque en general suele desplegar menos taninos y un poco más de acidez. Puede resultar ideal para las pastas rellenas con pollo o jamón y queso con salsa de Fileto, Caprese o crema. La intensidad del vino no sobrepasará la del plato, brindando profundidad y equilibrio de los sabores.
– Sauvignon Blanc: una variedad blanca muy aromática, con mucha personalidad. Suele lucir sus notas herbales, a ruda fresca, espárragos, cítricos y fruta tropical, siempre refrescando el paladar con su marcada acidez. Estas características lo hacen elegible para acompañar pastas con salsa de tomate, albahaca, ajo y aceite de oliva. La acidez del tomate va a estar en sintonía con la acidez del vino, como así también la intensidad de sabores y texturas en boca.
Por Anabella Alcuaz (Diploma WSET)
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