POR HORACIO MATARASSO
FOTOS FRANCISCO BEDESCHI
La Patagonia es un lugar destacado para la observación de aves. Aquí se explica el porqué y se incluyen algunas ideas y sugerencias para que todos los que aún no descubrieron esta pasión puedan sumarse a ella. Argentina es el país que cuenta con la mayor cantidad de observadores de aves de América del Sur y posee el diez por ciento de todas las aves del planeta: exactamente 980 especies, 350 de ellas patagónicas.
Tras el invierno asoma la primavera y con ella las aves. Comienzan los despliegues territoriales, los cantos de los machos seduciendo a las hembras, la fabricación de nuevos nidos y la llegada de los pichones. A fines del verano se observan todos los preparativos para atravesarlo o para migrar. En invierno, las aves residentes resisten condiciones adversas con estrategias sorprendentes o se reúnen en bandadas de cientos a miles de individuos, a veces cerca de nuestras casas. Los que comienzan con la observación de aves tienen un primer punto de asombro en sí mismos: ese mundo estuvo siempre alrededor y nunca le habían prestado atención.Hay rituales, danzas, luchas, estrategias, migraciones de miles de kilómetros y relaciones sociales que ocurren a nuestro alrededor. A la Patagonia llegan aves que vuelan más de 10.000 kilómetros desde el Ártico, atravesando distintos climas y dificultades, para vivir aquí 6 meses; algunas pasan nuestro invierno en las cálidas y húmedas selvas tropicales del Amazonas, mientras que otras aletargan sus latidos y parecen muertas durante el invierno y otras se congregan en inmensas bandadas.
La observación de aves es la actividad que más creció en la última década tanto entre los habitantes patagónicos como en los turistas. Argentina, el país con más trayectoria en Sudamérica, cuenta con más de 30.000 observadores de aves. En parte se debe a que nuestro país posee el 10 por ciento de las aves del planeta, con 980 especies, y a los pioneros que hace ya 100 años impulsaron la actividad. La Patagonia es uno de los sitios destacados del país con unas 350 especies, cifra equivalente a la de algunos países europeos. Algunas de ellas tan valiosas como el cóndor, el choique o el pato de los torrentes. Pero aún más atrayentes son unas 40 especies endémicas, es decir, especies que no es posible ver fuera de esta región, cifra que incluye algunas aves emblemáticas como el carpintero gigante, el chucao, el aguilucho de cola rojiza y la quiula patagónica.
Muchos extranjeros viajan a la Patagonia sólo para ver estas especies: se trata de unos 50.000 observadores por año. Y el sur del continente es elegido no sólo por su diversidad y sus especies endémicas, sino por el placer de observar aves en sitios de una belleza inigualable y en buen estado de conservación. Influye mucho que la naturaleza local esté poco transformada, por lo que salir a “pajarear” permite encontrar no sólo una gran diversidad sino gran cantidad de individuos. En algunos puntos de la Patagonia, por ejemplo en el valle de Collón Cura, se han llegado a registrar 98 especies en sólo un día de actividad. Allí y en tantos otros sitios es posible encontrar con facilidad a las águilas en sus nidos, grupos de choiques corriendo en la estepa o cóndores llegando a sus dormideros en la tarde, espectáculos de la naturaleza que aún se preservan en esta región del planeta.
La riqueza se debe también a la presencia de cuatro regiones naturales muy distintas y cada una con su propia diversidad de aves: el bosque sobre la Cordillera de los Andes, la Estepa patagónica, el Litoral Marino y las Praderas Altoandinas. La Patagonia es hospitalaria para los observadores y cuenta con todos los eslabones para la observación, desde guías especializados y operadores hasta alojamientos en puntos estratégicos, además de toda la infraestructura necesaria.
¿QUÉ HACEUN OBSERVADOR DE AVES?
Se necesitan nada más que dos cosas para observas aves: prismáticos y una guía. Los prismáticos son para el observador como la caña de pescar para el pescador. Nos permiten ver que todos esos pajaritos grises y marroncitos son en realidad fabulosas aves con colores notables y formas específicas adaptadas a fuertes especializaciones en su comida o su hábitat. Cuando vemos una, el primer paso es saber su nombre y para eso buscamos en las “Guías de Campo”: así llamamos a los libros que contienen todas las especies, con dibujos o fotos, descripciones y mapas, para que rápidamente podamos determinar cuál estamos viendo. Al principio parece imposible, tanto más si estamos buscando entre las casi 1000 especies del país. Pero rápidamente se comienza a entender el orden y lógica, pues las especies se agrupan por familias con características comunes.
Los detalles que se ven en las aves hablan sobre su historia natural. Así, los que comen insectos tendrán picos aguzados, diferenciándose de los que tienen un gancho en la punta del pico, para especializarse de la caza en vuelo. Los que coman semillas necesitarán un pico cónico, sólido y fuerte, para que a modo de rompenueces puedan operar con sus durezas, mientras que los que busquen gusanos y otros animales en el barro, tendrán en las puntas de sus largos picos células con una sensibilidad similar a nuestros dedos. Estos son apenas unos pocos detalles de los innumerables, que el observador aborda a lo largo de sus salidas de campo.
En todas las provincias proliferan los grupos y clubes de observadores de aves con quienes se puede salir y conocer los aspectos básicos de la actividad. Para muchos la observación de aves es una razón para salir a pasear al aire libre, pues donde quiera que uno vaya encontrará aves. Para otros es ejercitar no sólo el cuerpo sino también la mente, practicando nombres y relaciones. Tanto, que en el norte de Europa está muy arraigada la idea de que la observación de aves mantiene la juventud y la vitalidad. ■
Datos imprescindibles
• APERTURA DE LA TEMPORADAEN LA PATAGONIA: 21 de septiembre. En Villa La Angostura se festeja desde hace varios años el comienzo de la temporada con actividades y salidas, acontecimiento al que asisten observadores de toda la Patagonia, tanto de Argentina como de Chile. Villa La Angostura cuenta con el principal “Santuario de Aves de la Patagonia” y por este motivo aquí comienzan las actividades a cargo del Club de Observadores de Aves Tintica (COA Tintica).
• FESTIVAL DE LAS AVES: Octubre es el mes de las aves. Por esta razón, las asociaciones y clubes de observadores de aves realizan actividades en forma intensa. La Asociación Aves Argentinas motoriza actividades en casi todas las áreas, principalmente salidas, charlas y cursos.
• FERIA DE AVES DE SUDAMÉRICA: El principal hito de cada año es el encuentro que convoca a los observadores de aves de Sudamérica en la Patagonia cada año en la última semana de noviembre. La cita es en San Martín de los Andes, con el auspicio de las principales organizaciones dedicadas al tema como Birdlife Internacional y Wetlands. Fue declarada de Interés Nacional. Incluye conferencias, simposios, cursos y talleres a cargo de referentes de cada uno de los países sudamericanos, una exposición de arte, otra de fotografía, diversas salidas de campo y actividades educativas y sociales. Hay más información en el sitio web de la feria (www.feriadeaves.com.ar).
• CIERRE DE LA TEMPORADA. Al igual que en la apertura de la temporada, la despedida del verano y cierre de la temporada también incluye festejos, reuniones y salidas. Se realiza alrededor del 21 de marzo en la ciudad de Esquel, a cargo de Esquel Aves y el COA Diucón.
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