Un par de entusiastas se animaron a abrir una puerta: kitear en invierno en las montañas patagónicas. Esa fue la premisa que les dio su identidad a quienes introdujeron el deporte en esta región virgen e inexplorada.
Por Moira Taylor
Fotos de Juan Cruz Gutiérrez y Fer Natalucci / Producción de Nouuei
Kite Patagonia comienza como el movimiento de una tribu en búsqueda de generar comunidad y encontrar una nueva forma de kitear al estilo patagónico. En una charla distendida entre amigos, Chompi Poggi y Nico Amoroso, cuentan la historia y la causa de un sueño, que hoy es realidad y se llama Kite Patagonia. Desde hace más de una década, junto a algunos integrantes más de la tribu, invirtieron tiempo y pasión en desarrollar el Kite en la región. Primero, fue el turno de los lagos y el verano patagónico, la búsqueda de spots, la inversión en equipamiento y conocimiento hasta convertirse en profesionales y fundar la primera escuela de kitesurf de San Martín de los Andes.
Algunos años después, combinando sus saberes, sus deportes y pasiones, comenzaron a vincular el invierno y la nieve con el Kite. Así se da inicio al snowkite en la región. “Uno de los mayores logros que permiten el desarrollo del kite en Patagonia es el conocimiento, las horas y días de exploración que nos han dado las herramientas para analizar y comparar spots. Qué pasa con los vientos, con el aire frío, con las montañas y con el estilo de tormentas; todo esa información y formación que fuimos incorporando nos permite desarrollar la actividad, introduciendo el deporte de forma segura y con proyección”, afirma Chompi.
Hoy Kite Patagonia es una propuesta de todo el año, entendiendo que el verano y los lagos, ya son lo conocido y el invierno y el snowkite, la novedad. La montaña en su blanco invernal y la magia de kitear son la frontera que se corre y le da a esta tribu de exploradores el mote de “pioneros”. En un famoso intercambio epistolar, Belgrano escribió a San Martín: “lo que usted está intentando hacer es imposible”. A lo cual San Martín le respondió: “puede ser imposible, pero es imprescindible”. Sin algún loco que piense y haga lo imposible, no existe eso que llaman mañana. El pionero no avanza con un objetivo económico, lo hace por cumplir el sueño, por levantar la vara. Una vez que se abre el campo de acción, ahí es donde surgen los negocios y oportunidades que se derraman hacia todos los actores involucrados. “No estuvimos solos. Familiares, montañistas, pilotos, sponsors, empresas, comunidades originarias, estancias y Cerro Chapelco nos apoyaron para el desarrollo de esta causa”, relata Nico.
Acción poética: primer refugio de snowkite
Un lugar, un espacio que surge bajo la misma premisa de correr fronteras, como paso obligado para seguir instalando el deporte en el contexto de la montaña. Después de muchos días abrazados a sus propias camperas, aguantando el viento y el frío, entendieron que -así como lo hicieron los pioneros de antaño- para que la experiencia de kitear en la montaña sea una que queramos repetir y compartir, se necesitaba un lugar. Un refugio que refleje la identidad de la tribu. Un lugar para el encuentro entre aquellos que disfrutan de surfear y volar entre montañas y nieve. Esa guarida para saberse entre pares, prender un fuego, comer un churrasco al mejor estilo patagónico, de cuchillo en mano y pan de campo. “Chimanguear con la banda”, dice Chompi entre risas. Un lugar con identidad de montaña que refleja en su arquitectura todo el contenido y el fundamento que respalda el accionar de estos emprendedores, exploradores del abismo. Transmitir con un objeto de diseño las premisas que guían el hacer, la armonía con el entorno, estética, arte, una declaración de principios. “Por eso buscamos hacer algo icónico, un regalo para la montaña”, afirma Chompi. Y Nico agrega: “en el proceso de pensarlo y armarlo, el arte fue un hilo conductor. No es tan sólo un espacio de refugio, es un lugar que se entiende en el entorno, que y se alimenta de la naturaleza para cumplir con sus múltiples propósitos. Utilizamos vidrio en techos y paredes para generar un efecto invernadero que mantenga al lugar caliente y brinde una vista 360. Es una estructura de placas de hierro para hacerlo móvil y transportable. Y con una robustez que lo hace casi indestructible. Es una instalación en sí misma”.
En el 2021 se lanzaron a concretar el sueño que parecía imposible. Con la idea en la cabeza y las ganas en las manos, comenzaron de modo autodidacta a construir, soldando y ensamblando la estructura de hierro y vidrio. Lo armaron inicialmente en el patio de la casa de Chompi: “ocupas, soñadores de nuestro propio jardín”, dice con una mueca de risa. Una vez armado lo desarmaron nuevamente y emprendieron la hazaña de trasladarlo al spot en el Cerro Chapelco. Finalmente, tuvieron que esperar hasta el 2022 para encontrar el día correcto para subirlo en helicóptero desde la base de Chapelco a la cota 1800 en Pradera del Puma. Una acción poética, una empresa imposible que se llevó adelante por entrega y decisión de unos locos que dijeron “sí, hagámoslo”, demostrando una vez más, que lo único imposible es lo que no se intenta. Con el soporte de sponsors que aportaron materiales e inversión, para otros fue tiempo y trabajo, cada empresa y persona, desde su lugar colaboraron para para hacerlo posible: Ekoglass, De la Canala Vidrios, Stanley, Rocketkite, Santa Tabla, Hélice y Cerro Chapelco.
El refugio es inicio y fin, porque terminó de consolidar la idea de que el snowkite vino para quedarse. Y, al mismo tiempo, ese final es el comienzo de todo lo nuevo. De los que se animen a crear en ese encuentro de free riders y kiters, montañistas y escaladores, esquiadores y snowborders, pilotos de helicóptero y aquel que se pone las pieles para patear por horas, todos ellos comparten, proyectan e intercambian saberes co-creando. En el refugio de Kite Patagonia converge lo que fue, lo que es y todos los posibles futuros que se animen a soñar.
Kite Patagonia
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