TEXTO AIRE
FOTOS Francisco Bedeschi
La Modesta Victoria hace casi setenta y cinco años que surca las aguas del Nahuel Huapi. Construida en Holanda y botada el 10 de noviembre de 1938, es un emblema de la ciudad y del parque nacional que la rodea. El barco, único en su clase, regularmente navega rumbo al Bosque de Arrayanes y Puerto Anchorena de la mano de la operadora Turisur, además de realizar viajes especiales. Y acaba de finalizar la segunda etapa del plan de mantenimiento al que fue sometido. Larga vida al Modesta Victoria.
Las dos ideas son prácticamente inseparables: el Nahuel Huapi y la Modesta Victoria. Constituyen, de muchas maneras, una manera dialéctica de entender el mismo fenómeno. No existe una idea sin la otra y, si bien el “gran lago” -como lo denominó Francisco P. Moreno al observarlo por primera vez- es decididamente eterno, hace setenta y cinco años (una “recatadísima eternidad”) que la Modesta Victoria surca sus aguas. La nave, con todo su encanto, aún navega. Y a veces un nombre puede escribir gran parte de la historia de un lugar
La gente de Turisur, que se encarga de operar la embarcación, informa que han finalizado los trabajos del plan de mantenimiento del Modesta Victoria, construido originalmente en Amsterdam Holanda, a partir de un encargo especial de Exequiel Bustillo, que por entonces (1937) presidía la Dirección de Parques Nacionales. El navío navegó por primera vez el Nahuel Huapi el 10 de noviembre de 1938. Las crónicas recuerdan que fue un día de fiesta para los habitantes de aquella ciudad que aparece, tímida, desde las fotos en blanco y negro.
La idea, explican, fue mantener el viejo espíritu y el tradicional linaje de un barco que tiene vida propia y que tiene capacidad para transportar hasta 300 pasajeros, impulsado por dos flamantes y modernos motores de 350 caballos de fuerza. Sus pisos originales, además, fueron pulidos con aceite de teca. Se rediseñaron sus sanitarios, se lustraron y pulieron todos sus bronces y se lijaron y pintaron “a nuevo” sus interiores, pasillos, mamparas y timonera. Toda la tapicería es flamante, igual que las barras del servicio gastronómico. El planteo logró preservar la filosofía y la historia de la embarcación. Sin embargo, es imposible eludir las exigencias (y los beneficios) de la modernidad. La Modesta Victoria navega protegida por un sistema de radar y de GPS de última generación y, entre otros detalles, cuenta con un moderno sistema de calefacción central
El barco, como tantas naves insignes, tiene su historia. Comparte un sitial de honor junto a otras embarcaciones que han hecho lo suyo a lo largo de mares, ríos y lagos a través de los tiempos. El Maine, el Beagle de Robert Fitz Roy y Charles Darwin, el Endeveaour de James Cook, la Santa María de Don Cristóbal, la fragata Hércules del almirante William Brown, el bergantín Halcón del gran Hipólito Bouchard o la goleta Cabo de Hornos del no menos extraordinario Luis Piedra Buena. La Modesta Victoria ocupa un sitio de justificado honor en este pequeño (e incompleto) Parnaso de embarcaciones célebres. Casi no hay foto de la ciudad que no lo tenga en la memoria. En la Modesta Victoria han navegado presidentes, príncipes y personalidades de todos los órdenes. A través de los años se ha convertido en parte de la vida cotidiana y en patrimonio histórico de San Carlos de Bariloche y del Parque Nacional Nahuel Huapi.
Tiene una eslora 39 metros y una manga de 7,60. La nave tiene tres cubiertas de piso de teca, herrajes de bronce y tulipas de alabastro. Posee una timonera que es única y marca toda una época de la navegación. La embarcación realiza diariamente el viaje a la Isla Victoria y el Bosque de Arrayanes, la excursión más tradicional del Parque Nacional Nahuel Huapi. Tradicionalmente zarpa de Puerto Pañuelo y luego de una hora de navegación arriba a la Península de Quetrihue, donde se puede apreciar la magnificencia del paisaje del único bosque de arrayanes del mundo. Luego navega hacia la Isla Victoria, desembarcando en Puerto Anchorena. A casi 75 años de su botadura, la Modesta Victoria aún mantiene su antiguo esplendor. La nave va.
El nombre
El nombre Modesta Victoria, además de sus merodeos simbólicos por los arrabales de la realeza británica, parece tener, sin embargo, un origen más amoroso pero con menos glamour. Una de las versiones sugiere que hacia 1883, el teniente Eduardo O`Connor comandaba una expedición que debía llegar (como efectivamente lo hizo) hasta el cerro El Carmen; debía atravesar el Nahuel Huapi y lo hizo en una lancha (era imposible trasladar una embarcación de mayor envergadura). O´Connor fue el primero en navegar el Nahuel Huapi después de remontar el Río Negro y el Limay. Y sucede que “Modesta” se llamaba la mujer de O´Connor. Como la notable expedición del teniente fue considerada un triunfo, Victoria fué su segundo nombre.
Programas a bordo
Más allá de visitar el Bosque de Arrayanes o de amarrar en Puerto Anchorena, en la Isla Victoria, en Turisur han elaborado un sistema especializado de Eventos a Bordo que permite, con variantes específicas, organizar reuniones sociales, familiares o empresariales a bordo del barco más famoso de la Patagonia norte. Los servicios y las opciones son varias. Entre ellas Turisur ofrece distintos programas que suponen desayunos, almuerzos o cenas. La navegación también es parte del encuentro y como tal, también puede programarse, con lo que es posible diseñar un derrotero especial. Confort, placer e historia en la Modesta Victoria.