POR MARTIN ZUBIETA
SARMIENTO PERIODISTA. El caudillo de la pluma.
Diego Valenzuela-Mercedes Sanguinetti. Sudamericana, Buenos Aires, 2012.
El libro de Diego Valenzuela y Mercedes Sanguinetti no es puntualmente una biografía de Domingo Faustino Sarmiento (que en realidad se llamaba Faustino Valentín, pero su madre era devota de Santo Domingo) aunque es inevitable anotar circunstancias específicas. Cuando Sarmiento murió (el 11 de septiembre de 1888 en Asunción del Paraguay; había nacido el 15 de febrero de 1811), se le brindaron honores oficiales y su féretro, dos días más tarde partió, vía fluvial, cubierto por las banderas de Paraguay, Chile, Uruguay y Argentina. Todo un dato: más allá de cualquier polémica, existía algo así como una sensación de unanimidad: se había muerto un tipo enorme, que fue presidente de la República (1868-1874) pero pudo haberlo sido de Chile. No quiso, aunque su Educación Popular fue escrito para aplicarse a cualquier país de América del Sur. Sarmiento, dicen muchos de los autores, nunca fue otra cosa que periodista. Escribía para discutir, pata sentar sus posturas e ideas desde que comenzó a dirigir El Zonda en San Juan (aparecieron seis números) hasta que editó El Censor (en 1885, para enfrentarse a Julio A. Roca) Interesantísimo repaso por la obra, las pasiones, los aciertos y errores de un hombre cuyas obras completas suman 25 mil páginas y 53 volúmenes. “La pluma y el periódico fueron su partido político”, afirman Sanguinetti y Valenzuela.
HISTORIA DE UNA BIBLIOTECA. De Platón a Aristóteles.
Tomás Abraham. Sudamericana/Debolsillo, Buenos Aires, 2012.
Una biblioteca, muchas veces, es una pequeña y arbitraria muestra de cómo las personas se aproximan al universo. La de Tomás Abraham no es la excepción. Abraham y sus libros o lo que él quiere sugerir a través de los títulos o los temas que elige, reflejan una relación estrechísima y muy cálida (hasta en el sentido más académico e intelectual del término) con la Filosofía. La relación comienza, cuenta, con una inicial fascinación por Sócrates: un dibujo lo muestra sentado en un catre, esperando la muerte. Texto, imagen e imaginación retrotraen al Critón. “Sócrates es el personaje más enigmático de la filosofía. No se sabe si realmente existió. Las fuentes literarias que lo evocan son tres: Jenofonte, Aristófanes y, por supuesto, la principal, su creador inimitable, Platón. Los tres pilares sobre los que se sostiene la civilización occidental son figuras legendarias de existencia dudosa: Moisés, Sócrates, Jesús”. Es muy difícil no seguir leyendo. Agrega por allí, cerca: “Con los diálogos platónicos brilla la faz literaria de la Filosofía”. Así, a lo largo del texto, aparecen Marx, Hegel, Voltaire, Kant, Rousseau, Schopenhauer, Spinoza o Maquiavelo, todos relacionados con su época, comentados o citados en toda su complejidad. El recorrido no pretende ser absoluto. Es como el devenir, como si el libro se estuviese escribiendo a medida que el lector avanza. Se trata de una historia de la filosofía particular: la que coincide con todos los anaqueles de la biblioteca de Tomás Abraham.
MIENTRAS LA CIUDAD DUERME. Pistoleros, policías y periodistas de Buenos Aires, 1920-1945.
Lila Caimari. Siglo XXI, Buenos Aires, 2012.
La sociedad moderna tiene siempre sus héroes y sus villanos. La historiadora Lila Caimari (también autora de Perón y la Iglesia Católica) se ocupa de estudiar el fenómeno del delito en una Buenos Aires cada vez más populosa, cada vez más gigante, abigarrada, difícil. En la gran ciudad había ladrones, delincuentes y sujetos que contaban lo que ocurría allí afuera. La sociedad, que mutaba, leía periodísticamente situaciones que se sucedían pero que también se modificaban al mismo tiempo que cambiaban las estrategias delictivas. Resulta particularmente atractivo el uso que Caimari hace del archivo de la Policía Federal Argentina como del registro de los principales medios periodísticos masivos de la época (La Razón, Crítica, Caras y Caretas, El Mundo o La Nación), además de publicaciones oficiales (el título del libro hacer referencia a una imagen propagandística que apareció en Magazine Policial). Reflexiona Caimari; “Las noticias del delito, se quejan las revistas de los policías, son expuestas “a la manera norteamericana en lo que tienen de sensacionales”. No se equivocan del todo. Las historias locales se seleccionan según su parecido con las modernidades delictivas estadounidenses (ellas mismas muy estilizadas por periodistas y guionistas de Hollywood, y se narran con recursos de la industrias del entretenimiento dominadas por empresas de ese país. Circulan historietas, como ya se ha dicho, y también en traducciones de la literatura policial dura y la ficción pulp”. El libro está escrito en clave académica.