Un viaje por la meseta de Chubut

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La meseta chubutense comienza a mostrar sus atractivos al mundo, ofreciendo gran variedad de paisajes naturales que sorprenden a intrépidos viajeros que llegan hasta este rincón de la Patagonia.

Texto de Bruno Sabella
Fotos gentileza Min. Turismo de Chubut/Nora Maripán/Corredor de los Andes

Chubut no sólo es sinónimo de playas infinitas en la costa Atlántica, imponentes montañas y lagos cristalinos en la cordillera de los Andes. También existe una región ubicada en el corazón de la provincia que invita a viajar miles de años al pasado: la meseta de Chubut. Es un lugar cuyas características geográficas permiten hacer un viaje al período Jurásico.

La Comarca de la Meseta Central de Chubut, como subregión, fue creada por una ley provincial a fines de 2005 y con el objetivo de fomentar su desarrollo ante el lento pero continuo proceso de despoblamiento que viene sufriendo la zona desde la segunda mitad del siglo pasado. Se trata de un área que tiene 74 mil kilómetros cuadrados (un tercio de toda la provincia) y apenas 6 mil habitantes (1,5% de todo Chubut).

Como parte de ese plan más general de atender a las necesidades de la región, se descubrió que la misma tiene un gran atractivo turístico, por lo que desde hace algunos años la provincia viene trabajando en el diseño de un circuito integral. Para ello se dividió a la Comarca en tres microrregiones.

La que hasta el momento da cuenta de un desarrollo turístico más sostenido es la que comprende las localidades de Cushamen, Gualjaina, Paso del Sapo y Gastre. En ella está, por ejemplo, el área protegida de Piedra Parada. Pero la región además ofrece cañadones, serranías y cavernas que atraen a escaladores de todo el mundo, como el Cañadón de la Buitrera, que con paredones de 200 metros de altura y una extensión de 5 kilómetros es disfrutado tanto por los más experimentados trepadores como por los más novatos. Pero no solo los deportistas la van a pasar bien en esta microrregión de la Comarca Central. El lugar tiene además un altísimo valor antropológico, allí habitaron pueblos originarios por lo cual hay pinturas rupestres y un yacimiento de utensilios y objetos de aquellas culturas. 

Las otras dos microrregiones están menos desarrolladas turísticamente pero ya hay planes para impulsarlas. Una de ellas está conformada por las localidades de Telsen, Gan Gan y Sepaucal, y la otra integra a Dique Florentino Ameghino, Las Plumas, Los Altares y Paso de Indios. 

Cushamen 

Es una pequeña población que mantiene la cultura Mapuche. Cada mes de febrero se reúnen los descendientes de Don Miguel Ñancuche Nahuelquir, Primer Cacique-Fundador de la colonia indígena y pastoril, para reeditar su Fiesta Mapuche, el Camaruco, ceremonia religiosa en la que se realiza la “Junta de Hermanos” y guiados por los ancianos, efectúan rogativas recreando paso a paso los diferentes momentos que se viven en el Camaruco, luego se realizan exposiciones y venta de artesanías, preparación y degustación de comidas, campeonatos de juegos típicos como “la chueca” y números artísticos.

Cushamen (foto del Min. de Turismo de Chubut).

Entre los atractivos turísticos está El Saltillo, ubicado a 28 kilómetros del casco urbano. Es un salto de agua natural proveniente del río Chico de 300 metros de profundidad y está escondido entre rocas. El lugar cuenta con un mirador y se pueden pescar truchas arco iris. También en este lugar se realiza la competencia de ciclistas Doble Saltillo. El pueblo cuenta con un Museo Regional e Indigenista cuya creación data de 1999, en él se resume la historia del paso del hombre por esta región.

El Saltillo (foto gentileza Corredor de los Andes).

Gualjaina

La localidad se encuentra en el norte de la provincia de Chubut. Desde allí se pueden realizar circuitos para conocer atractivos arqueológicos, paleontológicos o conocer formaciones naturales como Piedra Parada, entre otras. Ubicada en el Valle Costa del Lepá y Valle del Gualjaina, a orillas del río Lepá, se caracteriza por tener en gran parte de su extensión una zona de chacras a 526 metros de altura sobre el nivel del mar. Es considerada un “oasis” en la meseta chubutense.

Área Natural Protegida Piedra Parada 

Hace 50 millones de años, en Piedra Parada se produjo una gran erupción volcánica. Parte de la lava se convirtió en rocas de diversos tonos, que se convirtieron en un paisaje imperdible. Cañadones monumentales, cuevas, pinturas rupestres y una paleta de colores infinita de minerales amarillos, verdes, grises, rojos y rosados te esperan en un lugar fascinante.

Piedra Parada (foto gentileza Min. Turismo de Chubut).

Piedra Parada es ideal para realizar trekking, mountain bike y escalada deportiva. Esta última actividad debe realizarse con un guía habilitado. Junto a la imponente roca, en el ingreso al área un sendero de tres kilómetros te sumerge en el Cañadón de la Buitrera, un pasillo de rocas de más de 100 metros de altura resguardado de los vientos. Pinturas rupestres mapuche-tehuelches en cuevas indican que Piedra Parada también era un lugar elegido por los pobladores originarios para guarecerse del clima. 

Como parte del mismo viaje y de la misma formación volcánica, el otro gran paseo es el Cañadón de la Buitrera, que tiene unos cinco kilómetros de extensión y unas 300 vías abiertas para la escalada hasta casi los 200 metros. En una visita, es común ver a escaladores de todo el mundo que llegan maravillados por el desafío que implican estas formaciones.

Ubicado a la vera del Río Chubut, Piedra Parada también permite la pesca deportiva en diversos cursos de agua. Además, es hogar de especies autóctonas endémicas, como el roedor chinchillón, además de aves y reptiles. Piedra Parada está sobre la Ruta Provincial 12, a 42 kilómetros de Gualjaina y 150 de Esquel y 130 de Paso del Sapo. 

Piedra Parada (foto gentileza Min. Turismo de Chubut).

Valle de los Altares 

Se encuentra en plena meseta patagónica, a mitad de camino entre las ciudades de Trelew y Esquel. Para llegar a este impactante lugar, se debe recorrer 281 kilómetros hacia el oeste desde Trelew por la ruta nacional 25. Saliendo desde la ciudad de Esquel la distancia es de 314 kilómetros.

El valle se caracteriza por las formaciones rocosas que se encuentran a su alrededor. Altos acantilados, cañadones y formaciones geológicas muy antiguas.  Las rocas se encuentran divididas por la corrosión y erosión del agua y el viento, formando una especie de tótems naturales que se yerguen hacia el cielo con la verticalidad más precisa. Hay unos 80 kilómetros de murallones de piedra que se observan desde el valle y llegan a elevarse hasta los 70 metros que apuntan al cielo irradiando sus colores rojizos. Enormes altares -que dan nombre al pueblo-, se pueden ver si uno camina por sus calles.

ANP Los Altares (fotos de Nora Maripán). 

Al llegar se puede apreciar un impactante cañadón al que se accede a través de rectas infinitas e interrumpidas curvas. Cursos de agua, montañas y mesetas se observan a lo largo del camino. Los tehuelches consideraban que los cañadones tenían un sentido sagrado. En esta zona también se refugiaban los nativos cuando eran perseguidos. La Dirección Provincial de Cultura hoy tiene la tarea de resguardar esta zona, que es área protegida con pinturas del paso de ese pueblo originario. Es posible visitar en la zona un yacimiento de arte rupestre patagónico que se encuentra bajo custodia de la Subsecretaría de Conservación y Áreas Protegidas de Chubut. Aquí se puede apreciar una pintura indígena de 93 por 53 centímetros, del siglo X, compuesta por pigmentos minerales amalgamados con materia orgánica. 

La Comarca de la Meseta Central de Chubut está dejando de ser un lugar desconocido para convocar cada vez a más turistas. Y es que ningún “viajero de alma” puede resistir la tentación de descubrir lugares nuevos.

Contacto:

Ministerio de Turismo de Chubut WEB | IG | FB 

Oficina de Turismo Cushamen

Oficina de Turismo Gualjaina

Oficina de Turismo Los Altares 

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