Pastelería con nombre propio

#EMPRENDEDORAS

Solange Raemdonck y Estefanía Failo se hicieron amigas en El Obrador Escuela de Arte Culinario, mientras Sol dictaba clases y Estefi era su alumna. Tiempo después, decidieron emprender juntas y crearon Benita, una pastelería que crece y se proyecta en nuevos formatos.

Texto: María Eugenia De Cicco
PH: Martín Crosta 


El local donde funciona Benita tiene su propia historia. Alrededor de 1970, Michel Raemdonck, padre de Solange, abrió allí la primera wafflería de Bariloche. Este pastelero, de origen belga, caminaba las calles de la ciudad con su canasto para vender sus productos recién elaborados. Quien diría que casi cinco décadas después, el aroma a vainilla saliendo de ese mismo local volvería a sorprender a quien pasa por la puerta.

La fachada de Benita viste unas tejuelas de alerce en verde agua. La ventana es más bien una vidriera donde las piezas de pastelería se exhiben en un cloche para que todo se vea tan tentador como es. Solange y Estefanía no dejaron nada al azar. Pensar y dar vida a Benita les llevó más de un año, entre elegir el nombre, remodelar el local junto a una diseñadora de interiores, crear la marca junto a una diseñadora gráfica y, también, madurar el concepto: pastelería de tienda.

A medida que el proyecto fue creciendo, la dupla incorporó más manos y hoy el equipo está integrado por las pasteleras Lucía Saavedra Curry, Guadalupe Gómez Galindo y Mariana Pettorossi, quienes todos los días preparan y hornean variedad de cookies, muffins, alfajores, budines, scons, brownies, mini-tortas, macarons y la lista sigue. También ofrecen productos veganos y otros aptos para personas con diabetes (estos últimos, a pedido), hacen mesas dulces, tortas de cumpleaños, catering para eventos y más.

En noviembre de 2020, inauguraron la Casa de Té “La Cascada By Benita”, en el hotel de la cadena DON, donde visitantes y residentes pueden disfrutar del ritual del té a orillas del lago Nahuel Huapi.

Desde que nació Benita hace tres años, la pastelería no para de crecer y siempre trae un proyecto nuevo bajo el brazo.

-¿Cómo nació el amor por la pastelería?

-Estefi: Mi mamá me inculcó el amor por la pastelería. Los fines de semana hacía tortas, llenaba el baúl del Falcon y salía por el barrio a tocar puertas y vendía todo. Y hoy sigue cocinando. Cuando viene a Bariloche visita la pastelería y nos ayuda.

-Sol: A través de mi papá, él tuvo la primera chocolatería y heladería de Villa la Angostura. Vino a la Argentina a los 21 años desde Bélgica donde había estudiado pastelería. De hecho, la casa donde está Benita fue la primera wafflería de Bariloche. Siempre crecí en el ámbito de la pastelería y la chocolatería, vengo de familia golosa.

-¿En qué momento la pastelería pasó de ser un hobby a una profesión?

-Estefi: Cuando terminé el colegio estudié hotelería durante un año, me gustó pero me pasé a la universidad. Hice la carrera de Administración de empresas y me recibí. Cuando llegué a Bariloche, seguía con mi amor por la pastelería y tratando de “encontrarme” apareció El Obrador. Hasta ese momento, me encargaba de la administración de la empresa con Facu, mi marido, pero eso no “me llenaba”. En El Obrador hice la carrera de pastelería primero y luego el pos título, ahí la conocí a Sol y nos hicimos amigas. En mi caso, quería encontrar un proyecto propio que me completara profesionalmente. Con Benita, lo pude hacer.

-Sol: Después del secundario me fui a Buenos Aires a estudiar Veterinaria. Pero no era lo mío. Extrañaba mucho y no me encontraba. Vivía a cinco cuadras del Colegio Gato Dumas en Belgrano, así que empecé a estudiar cocina y después en otro instituto también hice pastelería y chocolatería. Realicé pasantías y trabajé en el Hotel Ceasar Park de Buenos Aires. Después volví a Villa la Angostura porque Buenos Aires no era para mí. Al tiempo, una amiga comenzó a trabajar en el Hotel Llao Llao como jefa de pastelería y me propuso ir con ella. Me mudé a Bariloche y por un colega del hotel, Diego Álvarez, entré a El Obrador. Primero, dando cursos cortos y luego la carrera de pastelería. Ahí nos conocimos con Estefi.

-¿Cómo nació Benita?

-Sol: Las dos estábamos en un “bache existencial”. Solas no nos animábamos, entonces dijimos “¿y si hacemos algo entre las dos?”.

-Estefi: Antes, teníamos que probar cómo trabajábamos juntas porque no nos conocíamos de toda la vida. Empezamos en invierno de 2018, cuando unos amigos que tienen dos paradores en Cerro Catedral me pidieron unas muestras de pastelería. Les llevé un lemon pie y les encantó. Y empezaron a pedir todos los días. En ese momento, yo trabajaba todo el día en el rental que tenemos con mi marido en el Cerro. A las 8 de la noche volvía y Sol venía a mi casa a esa hora, donde habíamos armado una cocina en el lavadero.

-Sol: Durante el día yo hacía todas las bases en mi casa, las cargaba en el auto e iba hasta lo de Estefi en el kilómetro 12 hasta las doce o una de la mañana. Y al día siguiente, lo mismo. Así fue durante todo el invierno.

-Estefi: Al otro día a las 7 ya estaba en el Cerro con las tortas. Esa fue una temporada muy intensa, pero nos sirvió para ahorrar. En septiembre de 2018 empezamos a pensar la pastelería, pero no queríamos abrir así nomás. Lo hicimos bien, contratamos a una diseñadora de interiores y a una diseñadora gráfica. Eso llevó su tiempo. Inauguramos recién en junio de 2019.

-¿Qué es pastelería de tienda, el concepto de Benita?

-Sol: Es una combinación de pastelería gourmet y de autor.

-Estefi: Hacemos pastelería argentina, francesa y americana, elaborada con materia prima de primera calidad, siempre con el plus del detalle estético. Queremos hacer cosas lindas. Si hacemos cosas clásicas, que salgan buenísimas y si son nuevas, lo mismo.

-Al momento de abrir, ¿cómo fue la aceptación de parte de los clientes?

-Estefi: Al principio, fue difícil meter productos novedosos. Nos decían “el cliente de Bariloche no va a consumir esto”. O nos preguntaban “¿están seguras que les va a ir bien?” Porque hay un cliente muy tradicional que pide facturas en la panadería y nada más. También nos costó mucho que la gente entienda que no vendemos al peso, sino por unidad. Y que usamos ingredientes de primera calidad, que nuestros productos son artesanales y todo eso tiene un costo.

-Sol: Mucha gente pedía productos de panadería y nosotras somos una pastelería. “¿Y entonces qué venden?”, nos decían (risas).

-¿Tienen opciones de pastelería vegana?

-Estefi: Incorporamos productos veganos hace un año, tenemos cookies, brownie y una mini torta que hacemos para cumpleaños. Cada vez hay más gente que los pide y es un mercado que está creciendo. También está lo dulce pero más saludable, con menos azúcar. Es algo que te lleva a cambiar la cabeza como pastelera.

-Sol: Sobre todo, antes de la pandemia, los extranjeros pedían productos para veganos así que nos capacitamos y sumamos esas opciones. También tenemos productos aptos para celíacos de Ruca Umel.

-¿Cómo se realiza la parte creativa de la pastelería?

-Estefi: Somos un equipo y la parte creativa se hace colectivamente, junto con Guadalupe, Mariana y Lucía, las pasteleras que trabajan con nosotras. Sobre todo, para las fechas especiales, como el Día del Padre o el Día de la Madre que siempre preparamos productos distintos y tenemos mucha demanda.

-¿De qué manera surgió la Casa de Té “La Cascada by Benita”?

-Estefi: Nos hicieron la propuesta del Hotel La Cascada. Por mi parte, siempre soñé con tener una casa de té. Sol ya había tenido su experiencia en Villa la Angostura junto con su marido Matias. Nuestra impronta no sólo está en la pastelería sino también en la vajilla, los manteles, las flores y la música, todo en armonía con la estética del hotel.

-Sol: Armamos una propuesta que consiste no sólo en ir a tomar el té, sino también en una experiencia. La idea es que la gente viva el ritual del té. El hotel es muy lindo, tiene una vista increíble al lago, se puede pasear por sus jardines y ver la cascada. El té es muy completo, incluye macarons, tortas, opciones de mini-pastelería que van rotando, sándwiches de pan Brioche con salmón ahumado, croissant con jamón y queso, ciabatta con jamón crudo y queso brie, scons dulces y salados, dos infusiones por persona y jugo de naranja. También está la posibilidad de pedir a la carta.

-¿Ven un crecimiento en los locales de pastelería en Bariloche?

-Estefi: Antes de abrir hicimos un estudio de mercado y no había algo como Benita. Ahora se abrió el abanico, es una ciudad muy grande y viene mucho turismo. Hay mercado para todos.

-Sol: Está bueno que haya competencia, así no te estancás. Te suma inspiración todos los días.

-¿Cómo proyectan el crecimiento de Benita?

-Sol: Cada año vamos haciendo una nueva inversión o mejora en el local. En 2020 fue la casa de té. El año pasado compramos maquinaria y también estuvimos en Bariloche a la Carta que tuvimos que hacer el stand.

-Estefi: Nos gustaría tener un food truck y también una cafetería. Ahora estamos con la ampliación de la cocina para que nos sirva a futuro como estudio o para dictar algunas capacitaciones. No queremos que se terminen los proyectos.

Benita Pastelería de Tienda

Elflein 55, Bariloche.

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