Estancia Chapelco es sinónimo de una familia de soñadores, emprendedores y aventureros que, en su génesis muestra la cepa visionaria y arrojada de quienes apuestan al trabajo sostenido y a una convicción de progreso.
Por Moira Taylor
Fotos de Diego Costantini
La familia Taylor ha sido pionera en animarse a vivir en la Patagonia de antaño, sentando las bases de San Martín de los Andes, aquel pueblo devenido en ciudad que hoy tantos llaman hogar; conociendo el pasado, compartiendo en el presente el amor a la tierra e innovando en sus ideas de futuro. Bajo esa premisa y con los mismos valores, la familia y quienes trabajan y conforman Estancia Chapelco, continúan ese legado. Originalmente, el emprendimiento fue una empresa ganadera que se transformó y diversificó en una desarrolladora y comercializadora inmobiliaria, en productora en la industria maderera, en constructora y proveedora de servicios turísticos.
Toda historia comienza con una intención y un sueño que, proyectados en acción, escriben los capítulos de lo que fue, es y será. Así empieza el relato de esta familia, con Fanny Taylor, inquieta soñadora originaria de Columbus (Ohio, Estados Unidos), quien emprendió un viaje a lo desconocido por el solo hecho de conocer aquello que es posibilidad y oportunidad. Fanny llegó a Buenos Aires para vivir un tiempo con una familia miembro de la comunidad de la iglesia anglicana. Aquellos fueron tiempos de descubrir costumbres diferentes, un idioma ajeno y un territorio aún inexplorado. Cuenta su historia, que cayó con un dolor de muelas y quienes la albergaban el recomendaron un dentista llamado George Newbery, tío y homónimo del famoso aviador. Felizmente, el procedimiento dental no tuvo mayores inconvenientes, sólo que el doctor seguía solicitando que la paciente asistiera a su consulta, casi como la excusa perfecta. No mucho tiempo después, Fanny y George se casaron. En su luna de miel deciden hacer un viaje a caballo hacia el sur del país, lanzándose a la primera de las aventuras patagónicas, corría el año 1891. En ese maravilloso viaje Fanny y su marido cruzaron los Andes, navegaron en balsa el Nahuel Huapi y recorrieron extensiones enormes de estepa y montañas y se enamoraron de la región de los lagos. Tanto es así que iniciaron una estancia llamada Fortín Chacabuco, en la zona del Nahuel Huapi y luego La Primavera, camino a lo que años después sería Villa Traful. Comenzaron su familia entre los cambios de estación y el trabajo. Años después Fanny convocó a sus hermanos para que se unan en este confín de la tierra. Llegaron a la Patagonia, para trabajar y administrar las tierras de la familia, James Mark, Blaine y Judson Taylor.
Fueron tiempos de trabajo y entrega, de desarrollo y aprendizaje constante. La vida entonces carecía de comodidades pero rebosaba de posibilidades. Desde el primer molino de agua, las construcciones con precarios elementos y mucha creatividad, llegaron los nacimientos de la primera generación de patagónicos de la familia. Fueron años de cosecha y también de duras pérdidas. Era un territorio hermoso y áspero, una tierra de belleza inabarcable que a cada paso parecía querer expulsar a los hombres y mujeres que construían su existencia en este sur del mundo.
Ya radicadas las familias en Villa Traful, James Mark participó en un arreo ovino, principal industria de aquel entonces, para acercar la hacienda a la cola de riel en Zapala. En ese viaje pasó por el valle fértil que hoy llamamos San Martín de los Andes, imaginando y soñando la posibilidad de comprar una porción de tierra para iniciar su propia estancia. Así, luego de arbitrar los medios, James adquirió una tierra a las afueras de San Martín de los Andes, en aquel entonces, la colonia Maipú. En 1918 nació formalmente Estancia Chapelco y con ella, la identidad de generaciones que albergarían su vida y sus sueños de futuro en esas tierras. Hoy la cuarta generación es la muestra viva de que el territorio, la tradición y el amor por la tierra construyen identidad.
La estancia se dedicó inicialmente a la ganadería ovina. Allí James construyó la casa que dibujó su mujer Nora Etta Reccob, donde criaron a sus hijos June y Theron Buster y su familia comenzó a gestar lo que se mantiene hasta hoy, el amor a la tierra y una cultura de trabajo y desarrollo. Su hijo, Theron B. Taylor o “Don Búster”-como todos lo conocían en el pueblo- fue quien se radicó junto a su mujer Eveline Richards, en la vieja casa y continuó el legado, viendo nacer a sus tres hijos, Virginia, Rebecca y Jorge Andino, homenajeando al terruño que es hogar e identidad de los Taylor hace generaciones. En una etapa más contemporánea fue el menor de los hijos de Buster quien continuó trabajando en el lugar -junto al apoyo y trabajo de su familia-, incorporando la industria maderera primero y luego los desarrollos inmobiliarios a los proyectos de esta pujante familia patagónica. El ícono de ese camino es Chapelco Golf & Resort, emprendimiento único en la región, que guarda todos los condimentos de aquella primera incursión familiar en la Patagonia. Un sueño que muchos creyeron imposible y que la visión de una familia y el trabajo sostenido en el tiempo, demostraron una vez más que lo único imposible es aquello que no se intenta. Chapelco Golf & Resort es un destino que ofrece no sólo una cancha de golf de nivel internacional -diseñada por el más grande de todos los tiempos, Jack Nicklaus-, sino también un hotel de montaña con majestuosas vistas y una oferta de lotes distribuidos alrededor de ese pulmón verde, con todos los servicios que aseguran una próspera inversión y la posibilidad concreta de tener una gran calidad de vida.
Chapelco Golf & Resort cuenta con beneficios y servicios pensados para vivir en medio de la naturaleza, pero con todas las comodidades necesarias para la vida moderna. En este sentido, la empresa está desarrollando Aldea del Golf. Se trata de un complejo de departamentos de vanguardia organizados en construcciones independientes de seis unidades por casa, enteramente realizado en madera de plantación sustentable, con un esquema modular que se funde en el contexto y dialoga internamente para proyectar armónicamente el uso y la contemplación del lugar.
Otro de sus desarrollos es Los Canales de Plottier, un emprendimiento de gran envergadura con lotes residenciales y comerciales alrededor de una cancha de golf también Nicklaus design y en el marco inigualable del agua como conector. Ubicado en el valle de Neuquén, portal de la Patagonia, Los Canales de Plottier es la opción de inversión y residencia por excelencia de la pujante capital neuquina y toda la región.
Además de su crecimiento en el área inmobiliaria y del asesoramiento en compra, venta e inversiones en la región; la empresa cuenta con maquinarias y equipos para el desarrollo y la construcción. Una cantera que abastece materiales a proyectos propios y de terceros. La incorporación de una planta de impregnación maderera para continuar con la explotación de plantaciones. Y también la gesta de un sitio estratégicamente ubicado en las puertas de San Martín de los Andes, donde además de sus oficinas, se ofrece un espacio para el encuentro y el disfrute de residentes y visitantes. Una casona patagónica con restaurante, bar, cervecería y salón de eventos, un lugar para que productores, emprendedores y artesanos de la zona puedan exponer y/o comercializar sus productos. Y detrás de la casona de campo, están las caballerizas, que ofrecen además de hotelería para caballos, cabalgatas y actividades vinculadas al ámbito ecuestre, pasión de muchos de los miembros de la familia. Un sitio para que todo el que tenga raíz local y patagónica se sienta en “su lugar”. Enmarcado en donde hace 100 años James Mark Taylor o “Don Santiago”, levantaba la vieja tranquera de ingreso a la estancia, se yergue un lugar con todo lo que describe a la familia. Tradición e historia, mucho trabajo, naturaleza y ganas de encuentro y progreso.
Para el futuro, además de su plataforma actual, se vienen más y nuevos proyectos, desarrollados ahora por la nueva generación y todos los miembros de la empresa. Será el turno de pensar espacios sustentables de trabajo en equipo, de incursiones en el ámbito educativo. De seguir soñando en un presente y un futuro que preserve todo lo bueno y maravilloso de este lugar que tiene más de un siglo bajo la piel de esta familia, incorporando tecnología e innovación. Toda historia comienza con una intención y un sueño que, proyectados en acción, escriben los capítulos de lo que fue, es y será. Hacer es el ADN de esta familia y empresa que dibuja futuro entre sueños de progreso. Un mañana que se cimienta en un ayer de trabajo, un presente de compromiso y un futuro de posibilidad.
Estancia Chapelco
Teléfono +54 9 2972 53 1462
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