Improvisaciones en torno al caos y al orden :: SOFÍA COURTAUX

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TEXTO ÁNGELES SMART
FOTO APERTURA ALEX ZIMMERMANN

En la pintura de Sofía Courtaux aparecen puestas escénicas que conforman cada una un microcosmos donde parecerían darse cita todas las realidades del universo: lo grande y lo pequeño, el pasado de la historia del arte y la contemporaneidad de su propia vida fáctica, la naturaleza y la cultura, las proyecciones y el azar.

Los griegos llamaron al universo “cosmos” (Kόσμος) que significa tanto orden como ornamentación. La idea de una pluralidad bella y organizada bajo un principio articulador complementó las tendencias, también vigentes en la Grecia clásica, que sostenían la presencia de lo impredecible y anárquico, -el “caos” (Χάος)- en la realidad existente. De este modo, tanto el orden como el caos convivieron en un feliz concubinato, erigiéndose como los dos extremos que -metafísica y alternativamente- imperaban sobre las variadas esferas de los seres. A partir de allí, las sucesivas épocas ofrecieron distintas respuestas y soluciones, a veces más complejas, a veces más simples, a fin de lograr entender y asir cuáles son las relaciones que se establecen entre estos dos polos que se ven reflejados en el continuo movimiento y fluir del ciclo cósmico y vital.

Hoy, Sofía Courtaux, atravesada ella misma por estas fuerzas contrapuestas y a veces contradictorias, se hace cargo del desafío. “El arte no me vino innatamente, ni estuvo de manera consciente siempre”, cuenta en su casa/taller todavía en construcción. “De hecho provengo de una familia de puros abogados, mucha argumentación y lógica, donde lo que prima es la racionalidad y la ley. Pero yo, desde siempre, me zambullí e interesé por el sinsentido. Hoy mi manera de trabajar refleja un poco eso, parto de la superposición un poco caótica; pongo, pongo, pongo y sólo después ordeno en una composición”. Fue durante un viaje por Europa, donde conoció las obras de Marc Chagall, que decidió volcarse por completo al arte. Si bien toda su infancia había hecho ballet, había escuchado música clásica y mirado pintura de su abuelo Hueso, sin embargo, hasta ese momento, no había estado en su horizonte la posibilidad de una vida dedicada exclusivamente a lo artístico. Una vez que terminó el secundario en Bariloche se fue a Buenos Aires. Estudió Escenografía y luego se decidió por la Pintura, egresando en 2003 de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, siendo parte de la última camada de egresados de esa institución antes de que ésta pasara a formar parte del Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA).

Su pintura tiene algo de toda su trayectoria. Como puestas escénicas, generalmente de grandes dimensiones y muy coloridas, conforman cada una un microcosmos donde parecerían darse cita todas las realidades del universo: lo grande y lo pequeño, el pasado de la historia del arte y la contemporaneidad de su propia vida fáctica, la naturaleza y la cultura, las proyecciones y el azar. En “Orden posible en un caos aparente” (100 x 100 cm., técnica mixta sobre madera, 2005) que “perfectamente podría llamarse Caos aparente en un orden posible”- aclara- las pinceladas, de colores intensos, parecen trazar una coreografía llena de vida y movimiento. Un pequeño rectángulo hace foco sobre una de las partes de la totalidad y se superpone sobre ésta, como un comentario, un énfasis o tal vez como una de las tantas redundancias de la vida. En “Otra vez el silencio” (100 x 120 cm., acrílico y carbón sobre tela, 2015) y en “Manito” (80 X 100 cm., óleo sobre tela, 2013) de colores más apagados y tierra, encontramos explícitamente el desarreglo propio de los desvanes, el caos de las bauleras o el abigarramiento de los altillos. Mucha cosa del pasado, arrumbada y llena de polvo, pero vencedora en su lucha contra el tiempo y el olvido. Ahí está todo junto y mezclado, como en “Pajarera” (150 x 100 cm., técnica mixta sobre tela, 2013), las formas y los colores, las líneas atravesadas y las figuras superponiéndose y coexistiendo sin problemas de prioridad o importancia. Como un jolgorio de cosas. Carnaval puro.

“Mi salto al vacío es como un primer mamarracho. Es el instante del trompo, suspendido, antes de iniciar la caída. O el salto desde una roca al lago. Mi guía es el instinto y cuando lo sigo me va bien con eso, como cuando juego al ajedrez. Me di cuenta que si planeaba mucho no ganaba. En mi pintura también el accidente está incorporadísimo, como en la naturaleza. Estuve un tiempo en Costa Rica y también esa experiencia me influyó mucho”, dice mientras recuerda los tiempos de los Ticos, y confiesa que ahora enfrascada en los horarios y la responsabilidad de dar muchas horas de clase en la Escuela Primaria y Media, lo que más desearía es poder dedicarle todo el tiempo a trabajar en su taller y a las sesiones de arte con sus alumnos particulares. Por eso también su actual vuelco a la performance, a la reivindicación de la improvisación y al “vuelo boca abajo” del pajarito Woodstock en el comic Snoopy.

Y así encontramos hoy a Sofía, esta joven artista visual que también es madre de Violeta (4 años), avanzando sin prisa pero sin pausa, en medio de las complicaciones existenciales propias de toda vida patagónica, reflexionando sobre lo que ella considera un tema apasionante: “qué hay en mi cabeza y qué tiene la gente en su cabeza”. Mirando libros de arte y escuchando música. Encontrando el orden en medio del desorden o insuflando un poco de caos, juego y azar a las ordenaciones un poco anquilosadas de ésta, nuestra vida contemporánea.

SOFÍA COURTAUX
35 años. Egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, también se formó en los talleres de Pablo Cortondo, Guillermo Cuello y Eduardo Médici, entre otros.

En 2014 expuso en la Joy Wai Gallery Art Market Hamptons, New York y el Metropolitan Pavillion, Chelsea, New York convocada por la Jose Marc Gallery, galería que expone su trabajo actualmente allí. Entre sus exposiciones locales vale destacarVuelo Rasante” y “Perfeccionismo Paralizante”, ambas realizadas en 2014 la Galería Farrarons Fenoglio; “Cobijo”, Sala Frey, Bariloche, Galería de Arte Doce Lunas, Jacó Costa Rica; “Orden posible en un caos aparente”, Sala Frey, Bariloche; “Proyecto Bosque”, Bariloche; “Túnel Sensorial”, exposición de arte táctil y sonoro para niños con discapacidad auditiva y visual Concepto Laboratorio de Arte, Bariloche; “Performance Audiovisual”, con los artistas Ed Currie y Sarah Ruff, La Rambla, Barcelona, España; “Arte Contemporáneo Latinoamericano”, Galería de Arte Valanti, Costa Rica; Courtaux-Molinaro, exposición de pintura con el artista Martín Molinaro, Art Hotel, Buenos Aires; “Arte Contemporáneo en Bariloche”, Design Suites de Bariloche, entre otras. En 2013 obtuvo la Mención de Honor en el Sexto Salón Premio a las Artes Visuales de la Secretaría de Cultura de S. C. de Bariloche.

Recientemente fue seleccionada por la Universidad de Río Negro para participar del taller de Performance dictado por Leandro Tartaglia, “Elecciones todos los días”, dentro del marco del Área Educativa – Académica de la Bienal de Performance 2015, BP15 organizado por la Universidad Nacional de las Artes y Facultad de Filosofía de la UBA.

Recibió la Beca del Fondo Nacional de las Artes y actualmente se encuentra trabajando en el Programa de Capacitación de Artes Visuales con seguimiento de obra con el artista Esteban Álvarez.

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