POR ANGELES SMART
FOTO APERTURA ALEX ZIMMERMANN
Alguna vez Fernanda Cavallaro dijo que nunca había dejado de pintar y que nunca había hecho otra cosa. Seguramente esta afirmación tiene un valor metafórico, pero parecería sintetizar perfectamente el profundo pathos artístico que recorre toda su vida. “Empecé la limpieza y la luz se encargó de encausarme. Encontrarle un sentido a mi vida me trajo alegría y una nueva conciencia de la responsabilidad en mi trabajo. Soy una pequeña partícula por donde la energía del todo se hace presente”, apunta.
Alguna vez Fernanda Cavallaro dijo que nunca había dejado de pintar y que nunca había hecho otra cosa. Seguramente esta afirmación tiene un valor metafórico, pero parecería sintetizar perfectamente el profundo pathos artístico que recorre toda su vida.
Desde muy chica la pintura fue una búsqueda pero también un refugio. Sin que nada le viniera de arriba perseveró en ese hacerse su propio camino: pasó unos años en la academia y recurrió a talleres y maestros, después incursionó en un arte de corte social y comprometido, pero afirma que hasta que no encontró “la clave” no pudo hacer nada que verdaderamente la conformara.
Explicar o hablar sobre esa clave no es sencillo. Ella simplemente nos cuenta: “Empecé la limpieza y la luz se encargó de encausarme. Encontrarle un sentido a mi vida me trajo alegría y una nueva conciencia de la responsabilidad en mi trabajo. Soy una pequeña partícula por donde la energía del todo se hace presente”. Hoy su obra es una manifestación seria y clara de este reconocimiento. Abismalmente alejada de los discursos e imágenes autocomplacientes de las nuevas espiritualidades a medida y sin fe, sus obras nos sumergen en las posibles representaciones de un Todo que nos envuelve, nos guía y nos sostiene. Como si cada una de ellas nos estuviera revelando los misterios del nombre de Dios, pero también unas inconscientes profundidades donde se vislumbra aquello que, al mismo tiempo que deseamos, ya no nos atrevemos a desear; o que esperamos, pero ya no nos animamos a esperar.
Sin apegarse a sus creaciones “ las cuales son sistemáticamente adquiridas una vez que ven la luz- afirma que nunca le pertenecieron.
“Creo que soy un instrumento y me dejo llevar por algo que pasa a través mío. En realidad lo que después ve el espectador son cosas propias, que sólo le pertenecen a él”, afirma mientras relata dónde están esas obras y la misteriosa vinculación que se establece entre ellas y la gente. Y efectivamente, si bien bastante misterioso, el hecho no nos sorprende. El magnetismo que ejercen sus configuraciones, meticulosas, detalladas y plenas de colores, es algo que casi todos inmediatamente sentimos. No figurativas, algo profunda e indudablemente real las atraviesa.
Dice que no le gusta el dibujo y que se basa en bocetos muy básicos y en notas que va escribiendo; esto le posibilita que al momento de la resolución plástica el paso suceda sin dificultades. Pinta con óleo y compone collages con telas, redes, medias, trapos de rejilla, vidrio líquido, incrustaciones en epoxi. Su huella incuestionable son sus composiciones de pequeños puntos, polvos, briznas, gotas, cintas, líneas a pincel que simulan un falso craquelado, remitiéndonos a esas pequeñas partículas que colaboran en la belleza del todo. Que el universo en su conjunto es el gran proveedor y la vida un regalo, es la evidencia que recorre sus pinturas y la certeza que encamina su pincel. La naturaleza en sus múltiples manifestaciones y transformaciones son la imagen y el sostén en nuestra evolución personal y espiritual.
En “El Mensaje del Agua” (óleo, 2010, 120 x 100 cm.) vemos un gran torbellino, en celestes, blancos y azules profundos, conformado por partículas de distintas formas y tamaños. Una cinta blanca en trozos, arrastrada por el movimiento, asciende verticalmente hacia una dimensión que sólo puede pensarse o imaginarse. “Panta Rei” dijo Heráclito, “todo fluye” traducen los jóvenes, la vida es movimiento y el movimiento es vida. “El Paso del Otoño” (óleo, 2010, 100 x 150 cm.) sintetiza con magistrales colores nuestra Patagonia vestida de abril. Pequeñas y casi infinitas partículas goteando traslucidez sobre un fondo que no ha dejado rastros, se comprimen y aclaran en el centro, para expandirse -más distantes y oscuras- hacia los bordes. Nuevamente cintas unidas con pequeños mosaicos se superponen y delimitan los sectores a través de un simple entramado. “El Nido” (óleo, 2010, 150 x 100 cm.) reduce la paleta a colores tierra hasta oscuridades de alto dramatismo, salpicadas por la zona de luz que resplandece en el centro. Una morada, un hogar, un abrigo: la naturaleza según Fernanda Cavallaro.
“El Pulso del Bosque”, “Unidad”, “Evolución de la Tierra”, “Rompiendo estructuras”, “Sanando el planeta”, “Mensaje del cielo”, “Manantial de Vida”, “Baño de Luz”, “Regreso a casa”, “Tiempo de ascensión”, “Reconocerse a un Nuevo Cielo”: algunos de los títulos de sus obras. Sí… Palabras fuertes… que si bien en la actualidad han sido impunemente banalizadas hasta perder su significación, parecería que sólo en este contexto de creación adquieren toda su fuerza semántica y mística. Tarea de redención la suya. Redimir las palabras de su profanación, redimir al planeta de su manipulación, redimir al arte del vacío. Redimir nuestra fe de tanta incredulidad y pragmatismo: el arte según Fernanda Cavallaro. –
EXPOSICIONES
– 2011. Muestra individual. Aeropuertos Argentina 2000. Muestra Colectiva Sala Frey,
Centro Cívico, Bariloche. Muestra Individual “Naturaleza Interior”, Salón Cultural de Usos Múltiples, Moreno y Villegas, Bariloche.
– 2010. Muestra Colectiva. Galería de Arte Forma. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Hotel Design Suites Calafate. Muestra Colectiva, provincia de Santa Cruz. IV Concurso “Premio a las Artes Visuales”, Primer Premio Adquisición, Municipalidad de San Carlos de Bariloche (Sala Frey). MAD Hotel Panamericano. Exposición de Moda, Arte y Diseño. El Camarín de las Musas (Ciudad Autónoma de Buenos Aires). VerArte 6 º Edición, Sala Frey, Centro Cívico, Bariloche. MAD Patagonia, Salón Cultural de Usos Múltiples. Muestra individual “El Tiempo de la Tierra”, Moreno y Villegas, Bariloche.
– 2009. “Muestra Colectiva Salas Frey y Ex Correo” (coordinación y organización)
Centro Cívico, Bariloche. Salón Cultural de Usos Múltiples: muestra individual “Las Partes del Todo”. Artistas invitadas: María Inés Galharretborde y Silvina López, Moreno y Villegas, Bariloche
– 2008. XV Salón Provincial de Artes Visuales 2008. Segunda mención especial en Pintura, Universidad FASTA, Bariloche. III Concurso “Premio a las Artes Visuales”,
Mención Especial, Municipalidad de San Carlos de Bariloche Sala Frey. Salón Cultural de Usos Múltiples. Invitada en la Muestra Mitos y Leyendas, de la artista María Inés Galharretborde, Moreno y Villegas, Bariloche. Muestra colectiva Hotel El Maitén, Bariloche.
MÁS INFORMACIÓN
– Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón (1988; 1989)
– Integrante del Grupo Mural Vicente López Color, coordinado por el profesor Jorge Requena (1999-2000).
TALLERES
– Taller Victorica. Coordinador: profesor Víctor Bethencourt (1979-1984)
– Fundación Andreani. Coordinadora: profesora Margit Ljosa (1992).
– Artística Leidi (1996), profesor Jorge Requena (1998-2000)