POR NICOLÁS NOCETI
Homenaje exclusivo para un vino extraordinario: el Saint Felicien Edición Única N° 1 Cabernet Sauvignon cosecha 1991, que esperó veinte años para demostrar su elegancia. A la etiqueta la imaginó nada menos que Clorindo Testa.
Uno siempre espera los momentos especiales para abrir aquellas atesoradas botellas, esos vinos que están bien guardaditos en nuestra cava (o lo más parecido en lo que a condiciones de guarda se refiere). Esto suena lógico, ¿no? ¿Qué otro destino puede tener ese vino, sino el de descorcharse para un brindis que esta justificado por un cumpleaños o por la llegada de un nuevo integrante a la familia, por ejemplo, entre tantos otros? En su mayoría, son ocasiones que ya están socialmente estipuladas como tales. Mirando el calendario de antemano ya sabemos que en tal o cual fecha festejaremos algo. Y es bueno saber que contamos con esa botellita guardada para la ocasión (un factor importante, entre tantos otros, para asegurar el éxito del merecido festejo). Pero estos no son los únicos momentos “especiales” en los cuales quedan impresos los momentos más memorables, que pueden ser originados por infinitos estímulos. A veces, sin esperarlo, nos toman por sorpresa vivencias que se marcan a fuego en nuestra retina, o mejor dicho en este caso, en nuestro paladar. Si bien había un gran motivo, que era la cercanía del aniversario número 27 del restaurante, aquella noche de temporada alta comenzó como una más del montón. Despacho vertiginoso y tumultuoso, típico para el restaurante en esa época del año. Como siempre, luego de que los últimos clientes se retiraran del recinto, preparamos la mesa en la cuál tendríamos la merecida y restauradora cena del personal. Pero esta no iba a ser una cena más. En la mesa ya había copas, pero no las de siempre, sino las que usamos durante el servicio, de esas más grandes. Y fue entonces cuando me dieron el visto bueno para bajar a la cava en busca de la botella en cuestión. Hacía tiempo que la había descubierto entre otras “mas nuevitas”, como camuflada. Cuando les pregunte (a los dueños del establecimiento en donde trabajo) me dijeron que se trataba de un regalo que les había hecho un amigo llamado Emilio, reconocido restauranteur y dueño de uno de los mejores restaurantes del país. Una vez decantado, el Saint Felicien Edición Única N° 1, un Cabernet Sauvignon de la cosecha 1991, fue a parar a nuestras copas. Y, en ese mismo instante, comenzó los que, creo, ninguno de los que estábamos presentes podremos olvidar jamás. Al principio se mostro un poco tímido y apagado. Era de esperarse: el vino había permanecido algo así como veinte años en botella. De a poco, como aquella memorable noche, nos fue mostrando y enseñando toda la complejidad y elegancia que esta cepa puede alcanzar en determinadas condiciones. Un vino lleno de matices, por momentos cambiantes, pero con una tipicidad y una evolución inmejorables. Siempre nos sobrarán los motivos para brindar. Y si no los buscaremos hasta encontrarlos. Pero aquella noche sobraban los motivos. Y en el supuesto caso contrario, en el que no hubiésemos tenido motivo alguno, bastaría con descorchar la magia que está contenida en esas botellas inolvidables. ■
SAINT FELICIEN EDICIÓN ÚNICA N° 1 CABERNET SAUVIGNON (1991)
En el año 1998, la bodega invitó, conjuntamente con el Museo Nacional de Bellas Artes, a veinte de los más distinguidos artistas plásticos del momento a participar en el Primer Concurso Nacional Saint Felicien para ilustrar la etiqueta Saint Felicien Edición Única N° 1. En la ocasión resultó ganadora la obra del arquitecto Clorindo Testa, que sería plasmada en la etiqueta de aquel Cabernet Sauvignon cosecha 1991.
EL TRIBUTO
Hoy, transcurridos cuarenta y cinco años de aquel lanzamiento de la marca y trece del concurso mencionado, la bodega ha querido recrear la etiqueta de Clorindo Testa como un tributo al arte de la pintura y el arte de hacer un gran vino. Saint Felicien “Clorindo Testa” es una edición limitada de 80 barricas de Malbec cosecha 2008, elaborado con uvas provenientes de viñedos ubicados a diferentes alturas. Se caracteriza por su complejidad, elegancia y su largo y persistente.
EL HOMENAJEADO
Clorindo José Manuel Testa nació en 1923 en Nápoles, Italia, y a los cinco meses ya residía en la ciudad de Buenos Aires. Indiscutidamente es uno de los grandes arquitectos de América y también uno de sus grandes artistas. Realizó obras representativas de la arquitectura argentina como la Biblioteca Nacional y el Banco de Londres en Buenos aires, entre muchas otras. •