Nació en Buenos Aires en 1971. Vive en Bariloche desde el 2000. Estudió en las escuelas “Prilidiano Pueyrredón” y “Ernesto de la Cárcova”. Se especializó en pintura.
Expuso sus obras en distintas oportunidades. El Palais de Glace (1995), Centro Cultural (Municipalidad de Bariloche, 1997), la Muestra Itinerante de la Fundación Arte Patagónico por Europa (2002-2003), Espacio Design, también en Bariloche.
A veces como huída, otras como afirmación, María Rincón habita un mínimo espacio. Desde las naturalezas muertas, fruto del trabajo de tonalidades, colores, dibujo y mesura académicos propios de los talleres de la Pueyrredón y la Cárcova, hasta la sutileza espacial de las esculturas y grafismos de los últimos años, “Yuyú” atraviesa un generoso cauce de intensa espacialidad. Llega a Bariloche y abandona las naturalezas muertas. Tal vez esa sea la causa, el arribo. El primer refugio académico, de paleta restringida e intenciones formales, es sustituido por una nueva serie de obras que le permiten reinventar otro espacio. La pintura se hace rítmica buscando negar los antiguos principios y confirman la melancolía de lo luminoso.
De la necesidad del volumen, surge una exquisita serie de esculturas pequeñas, realizadas en torno a una estructura de alambre, a la cual yuxtapone cera. Así aparecen equilibristas, contorsionistas, parejas. El espacio mínimo es significado por la aparición del vacío que hace cuerpos, nutridos de una mudez pletórica. María hace que lo subrepticio de la mirada háptica (el conjunto de sensaciones no visuales y no auditivas que experimenta una persona, según Herbert Read; todo aquello que se refiere al contacto, de acuerdo a una aproximación teórica más general) y sensual se desplace de nuevo y tome cuerpo. Una serie de tintas y acuarelas manan del gesto mismo de esos cuerpos, fértiles grafías chinas encarnan la palabra convirtiéndose en bocetos que generan espacios transparentes, llenos de una nueva respiración. Yuyú, apariciones espaciales, itinerarios que atraviesan lo mínimo. –