TEXTO Y FOTOS FRANCISCO BEDESCHI
La Carretera Austral, sinuosa y eterna senda que finalmente permitió unir el sur de Chile, de Chaiten a Villa O Higgins, y que posibilitó, al mismo tiempo, descubrir los mas variados paisajes, desde el mar hasta la estepa, atravesando la Selva Valdiviana y llegando hasta los confines que suponen los glaciares del lago O`Higgins. Se trata de uno de las más encantadoras travesías que ofrece la siempre extraordinaria Patagonia.
Esta vez transitamos la mitad sur de la Carretera Austral, insólitamente llamada “general Augusto Pinochet Ugarte” (ÓDios mío!) y para esto ingresamos por el Paso El Coyte, al que se llega después de dejar atrás Río Senger, en Chubut. Ese paso muy poco transitado nos deposita en la hermosa Estancia Baño Nuevo, en lado chileno, ubicada en el llamado Valle de la Luna por sus increíbles formaciones rocosas. Desde allí llegamos a la ciudad de Coyhaique, la mas grande de todas entre Puerto Montt y Punta Arenas; desde Coyhaique se transita hacia la estepa, bordeando el río Simpson y atravesando el valle de mismo nombre al que los colonos, a fuerza de fuego y hacha, lograron transformar de un impenetrable bosque en una pradera de explotación ganadera. Por este tramo de buen asfalto se llega hasta el pueblo de Cerro Castillo, al pie del cerro homónimo, un centro de trekking muy visitado. Allí comienza el ripio, generalmente en buen estado, bordeando el Ibáñez, aquel cristalino río que se enturbió con la erupción del Hudson en la década del `80. Más que una carretera, en este tramo todavía se parece más a una senda de penetración que atraviesa infinitos lagos y lagunas hasta Bahía Murta, en un brazo del coloso lago General Carrera. La sensación de inmensidad de llegar al segundo lago más grande de América del Sur sólo se opaca por la desolada melancolía que ofrecen los testigos de las “quemas” producidas en Chile, una historia trágica que debe ser analizada en su contexto, pero que impide disfrutar del todo el maravilloso espectáculo que brinda la zona. Pasando Puerto Tranquilo es inevitable la tentación de tomar el camino a Bahía Exploradores, el cual está “casi” terminado y que permitirá llegar a la Laguna San Rafael y al glaciar del mismo nombre desde esta pequeña ciudad. Ojalá en diciembre se concreten los últimos kilómetros que faltan de este camino.
Dejando atrás el lago Carrera y continuando hacia el Sur, recorremos el río Baker, un santuario de truchas y destino de los mosqueros más exigentes. El río, en parte cristalino y en parte turbio (después que lo tributa el río Neff) desembocará luego en el pintoresco poblado de Caleta Tortel, una pequeña ciudad construida sobre el mar y que se comunica con pasarelas de madera. Antes de llegar al desvío pasamos por Cochrane, donde la “actividad de las futuras represas” mete miedo respecto a lo que puede generar el embalse del Baker y el tendido eléctrico de los cables hasta la mismísima Santiago de Chile. Esperemos que este intento de arruinar para siempre el paisaje patagónico no se concrete y los gobernantes de Chile encuentren alguna alternativa para solucionar su necesidad de generar energía.
Ya en su parte final llegamos a Villa O`Higgins, en la costa del lago binacional O`Higgins – San Martín, con ganas de seguir. Pero hasta que no se resuelva el puente sobre el río Mayer del lado argentino, el cruce por el valle del Tucu Tucu, camino a Gregores, está complicado, por el caudal del río. Estos 400 kilómetros, aproximadamente, de la mitad sur de la Carretera Austral, es uno de los viajes más alucinantes que se puede hacer en la Patagonia en cualquier época del año, preferentemente en otoño. –