Detalles que inspiran

Texto: María Eugenia De Cicco | Fotos: Nicole Arcuschin y Pilar Condomí

En Alcántara, madre e hija crean pequeñas piezas portables que materializan un oficio milenario y rescatan técnicas antiguas que llevan a un lenguaje contemporáneo.

Lejos de la voluptuosidad y la ostentación, Rosa Alcántara y María Laura Licandro Alcántara, madre e hija, apuestan al detalle y a lo etéreo en cada una de sus joyas hechas a mano.

Este proyecto tiende un puente entre la joyería contemporánea, antiguas técnicas textiles y más recientemente, la cerámica. “Se trata de resignificar técnicas del pasado y darles nuevos contextos. Son técnicas lentas que tienen una laboriosidad que invita a detenerse en el hacer y observar el resultado. Hoy el lujo contemporáneo tiene que ver con el silencio y con el tiempo. Me embandero en esta idea”, explica María Laura, en su taller en Barrio Jardín Botánico, en Bariloche. “Desde cero esto es una dupla, ese es el corazón creativo. Nada de lo que desarrollamos en Alcántara podría ser posible si mamá no estuviese. Probar, investigar, germinar las ideas es siempre en conjunto”, comenta.

Antes de Alcántara -que como marca nació en noviembre de 2017-, madre e hija llevaron adelante otro proyecto de joyería contemporánea en Buenos Aires, llamado “Juanamaraña”. Con este sello, estuvieron presentes en distintos museos y en importantes ferias internacionales como Craft & Design en San Pablo y Maison & Object en París. La marca tenía visibilidad y había encontrado un nicho para sus creaciones. “Con Juanamaraña crecí y aprendí el oficio, encontré mi identidad y mi lenguaje creativo”, sentencia María Laura. Sin embargo, la historia de la marca que estaba destinada a crecer, tendría un giro. En paralelo a su labor creativa en Juanamaraña, María Laura comenzaba con una asesoría junto a la diseñadora gráfica Leonor Barreiro. “Lau, te lo tengo que decir, ahora que te conozco mejor. Teniendo ese apellido, no puedo creer que tu marca se llame Juanamaraña”, disparó la diseñadora. “Fue durísimo. Pero me quedé pensando”, recuerda hoy. Así, la marca que acompañó a Rosa y María Laura durante ocho años, quedó en stand by, para comenzar a gestar Alcántara, proceso que duró más de tres años. “Alcántara significa ʽpuenteʼ, encima. Yo ya venía trabajando el puente de todos los oficios para generar algo nuevo, mamá con lo textil y yo con la joyería. Si bien creo que hay que respetar los oficios, también hay que faltarles un poquito el respeto, en el buen sentido, para que algo se vuelva propio. Admiro a las personas que logran un lenguaje personal. El camino del artesano es una manera de estar en el mundo. Lo vas haciendo a tu medida, pensando locamente, para que surjan cosas que se vuelven únicas, no en el sentido de lo exclusivo sino por ser verdaderamente diferentes”, confiesa María Laura.

Alcántara tiene una colección que se llama Diecisiete con dos series. Una es Abanicos que rememora las técnicas del encaje de bolillo y frivolité en el formato tradicional de la decoración de los detalles de indumentaria del siglo XVII. La otra se llama Flores, una oda a la naturaleza. “Un textil es algo plano, entonces con mamá hicimos una búsqueda para lograr a través del frivolité una pieza tridimensional con formas de flores”, explica.

Alcántara no es sólo joyería. Son objetos también. “Hay una serie de piezas que habían quedado en el tintero de Diecisiete que es todo el mundo que acompaña en reposo la joyería, con el mismo cuidado. Son cajas en porcelana con las tapas de bronce, pequeños objetos que acompañen a las piezas de joyería”, indica María Laura.

“Alcántara tiene la madurez de un proceso de búsqueda muy largo, aprender muy bien un oficio, entender quién soy, quiénes somos las dos, porque esto es un proceso personal y también colectivo con mamá. Qué queremos hacer, cómo lo queremos hacer y qué tenemos para contar a través de nuestro trabajo. El camino empezó a tener toda esa coherencia”, explica.

La segunda colección de Alcántara está en marcha y se relaciona con el entorno natural.  “Estoy en una nueva etapa. La temporalidad en la Patagonia es maravillosa. Estar acá abre otros canales de conexión con lo propio. Amo la naturaleza, siempre tuve colecciones enteras dedicadas al lenguaje orgánico. Acá se une todo, mi manera de estar con mi manera de ser y el trabajo. Con mamá estamos por empezar con la nueva colección que tiene que ver cien por ciento con vivir acá. Con la conexión con lo efímero y el cambio constante, con la fragilidad desde la cual sucede todo”, sintetiza. A su vez, madre e hija están preparando una colección para novias, con tocados y joyas.

En paralelo al desarrollo de sus colecciones, María Laura dicta clases de joyería contemporánea en su taller.  “Me gusta enseñar. Es lo mejor que puedo hacer, acompañar al otro en su camino. Nada tiene sentido si uno no comparte. Como otros compartieron conmigo sus conocimientos. Este oficio es un saber construido por otras personas que fueron transmitiéndose por siglos. Abrir y compartir es parte de la coherencia. Como agradecimiento de todo lo que aprendí. Y está bueno que el otro se permita descubrir. Todos tenemos algo para contar, tenemos una historia”, expresa.

Alcántara

www.alcantara.com.ar

Facebook: alcantara.jewelry

Instagram: alcantara.jewelry

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