Texto y fotos Francisco Bedeschi
El equipo de AIRE, a partir del próximo mes de marzo, pondrá en marcha un emprendimiento extraordinario: una travesía aérea frecuente, que sobrevolará el Campo de Hielo Patagónico Sur, partiendo de Villa O’Higgins y con destino en Puerto Natales. La nave será un Piper Navajo.
El Campo de Hielo Patagónico Sur es una de las últimas fronteras conocidas y exploradas por el hombre. Un manto de hielo con una superficie de 17 mil kilómetros cuadrados en los Andes Patagónicos, con un largo aproximado de 400 kilómetros de norte a sur y cerca de 50 glaciares. Es un terreno sumamente inhóspito si vida animal. Recorrerlo a pie llevaría meses y una logística sólo comparable con el ascenso al Everest.
El CHPS es la tercera extensión de hielo más grande del mundo, luego de la Antártida y Groenlandia. Gran parte de su extensión forma parte de diferentes parques nacionales: Bernardo O’Higgins y Torres del Paine en Chile y Los Glaciares en Argentina. “Es una Antártida en la Patagonia”, señala Alex Outeiral, guía de montaña y conocedor de este recóndito paraíso blanco. “La mejor manera de conocerla es por aire”, agrega el experto.
Pero el Campo de Hielo no termina en la potencial descripción de un lugar extraordinario y fabuloso. La intención del equipo de AIRE es aportarle al Campo de Hielo Sur una nueva dimensión turística. La idea es que, si el destino es Puerto Natales y el viajero visita luego las Torres Del Paine, Calafate y El Chaltén, la zona del Lago Viedma, el lago General San Martín y llega al fondo de la majestuosa Carretera Austral chilena a visitar Villa O´ Higgins, siempre está yendo al mismo lugar: el Campo de Hielo Patagónico Sur.
En marzo se realizará el viaje inaugural de lo que se espera sea una travesía aérea frecuente, que sobrevolará el Campo de Hielo Patagónico Sur, partiendo de Villa O’Higgins hasta Puerto Natales. Serán más de dos horas de vuelo en un moderno Piper Navajo, con una vista única: una sucesión de altas cumbres, abismos, glaciares, fiordos, altiplanos, valles, ríos, lagos y bosques. “Es una conjunción de colores increíbles”, asegura Outeiral, quien gracias a sus repetidas expediciones a esta región elaboró en 1996 un mapa con la ubicación y altura de los picos, pasos y glaciares del Campo de Hielo Patagónico Sur. Vincent Beasley, experto aviador y navegante austriaco radicado en Chile, estará a cargo de la operación de vuelo. Tiene más de 400 horas de vuelo y cuenta en su haber con más de 250 vuelos sobre el Campo de Hielo Sur.
Esta expedición aérea será parte de un programa de tres días de recorrido por esta increíble región, organizado por Esencia Travel. Descubrir los tesoros de la Patagonia desde el aire, como hizo alguna vez el piloto y escritor francés Antoine de Saint Exupéry. El Fitz Roy, los cerros Torre y Eggers, junto con las Torres del Paine, serán algunas de los fascinantes picos que podrán avistarse desde el aire, junto con las cumbres que integran los cordones montañosos Mariano Moreno y el volcán Lautaro, entre otros. A medida que el Piper Navajo cruce el cielo, podrán verse las nacientes de algunos de los grandes glaciares del Campo de Hielo. También podrán observarse sus desembocaduras, según su pendiente, hay glaciares que llegan hasta los fiordos del Pacífico, mientras que otros llegan con sus lenguas de hielo hasta los lagos de agua dulce. Algunos de estas impactantes masas de hielo que podrán verse son O´Higgins, Upsala, Perito Moreno, Viedma, Tyndall y Grey, entre otros.
Desde el aire pueden divisarse lugares únicos que aún permanecen vírgenes, montañas sin nombre que aún no han sido escaladas. “No hay rastros humanos en aquellas inmensas planicies, lugares en blanco en el sentido más amplio de la expresión, como un papel dispuesto para la escritura”, describió oportunamente el andinista Sebastián de la Cruz. Uno de los tantos exploradores que se sintió maravillado con este rincón de la Patagonia, como el sacerdote salesiano Alberto María de Agostini, Federico Reichert y Folco Doro, entre otros.
Prosa celestial
“Estamos en plena Cordillera a una altura de 2.000 metros y el panorama que se despliega es cada vez más grandioso…Por todas partes hielo y nieves eternas, cadenas de montes de cuya existencia los mapas no tienen indicación alguna, dejando un espacio en blanco con la consabida inscripción de inexplorado”. Alberto María De Agostini (Fragmento de su relato durante su primer vuelo sobre el Campo de Hielo Sur, 1937).
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