FOTOS FRANCISCO BEDESCHI
El restaurante Butterfly está en el kilómetro 7.9, a cincuenta metros de la Avenida Bustillo, frente al Nahuel Huapi. Su propuesta consta de un menú degustación de siete pasos, esto es siete exquisitos y delicados platos distintos. La comida es internacional aunque no fusión. “Los sabores son simples y frescos”, aseguran Coni y Ed, dos de los autores intelectuales de la idea. Distinto. Notable.
Las historias, frecuentemente, dependen no sólo de las intenciones. También del azar. Y los restaurantes no están exentos de la particularidad. Butterfly está ubicado en el kilómetro 7.9, a cincuenta metros de la Avenida Bustillo, y sus ventanales miran al soberbio Nahuel Huapi, en la zona de Playa Bonita. Coni, Ed y Sebi son sus propietarios. Juntos lograron poner en marcha una buena idea luego de que sus destinos se cruzaran de manera prácticamente perentoria. Ed había estado de viaje por América del Sur por espacio de seis meses. Era su último día por aquí. Pero conoció a Coni, argentina de pura cepa. Fue, se fue a Irlanda. Y regresó. Ambos, además, llegaron juntos a Bariloche. Falta Sebi, que se unió a ellos a partir de una intensa amistad con Ed, pero también porque todos comparten la misma pasión y la misma relación con la comida. En 2007, Butterfly abrió sus puertas.
El lugar es sumamente acogedor, cálido y luminoso. Predominan la piedra, la madera y los colores pastel. Las mesas (el sitio tiene capacidad para 18 comensales) están ubicadas de forma armoniosa y forman parte, casi de manera imperceptible, del pequeño paisaje íntimo de Butterfly. Desde las paredes, las obras del pintor argentino Egon Paul Hoffmann imponen una pausa, o tal vez una detención estética antes o después de lo que vendrá o de lo que fue. Hoffman mantiene allí una exposición permanente. Cambian las obras, pero no el talento. Pero se trata de un restaurante. Y su estilo, su sello, supone estar dispuesto para las sorpresas. Los menúes degustación constan de siete pasos y se imaginan y se cocinan de acuerdo a los productos que la estación (o la calidad, inmaculada) ofrezca cada día. La cocina, explican Coni y Ed, es internacional pero no es fusión. Cada plato mantiene su independencia y su gusto, más allá del sitio geográfico de origen. “Los sabores son simples y frescos”, matizan.
Una noche cualquiera, los peregrinos ávidos de una buena mesa, una buena vista y una comida fuera de lo común pueden enfrentarse con un panorama delicioso. El menú, por ejemplo, puede constar de amuse bouche, carpaccio de merluza negra con vinagreta mediterránea, rissotto con hongos y esencia de fruta, tempura de salmonete con dip japonés, lomo en costra de pan, mollejas, stampfkartofflen y arvejas, milhojas de chocolate y vainilla, cerezas glaceadas y helado de cereza y jengibre. Unas dos horas después (el tiempo que insume disfrutar de el menú), además de cenar como los dioses de los mejores olimpos, será el instante de pensar que, a la vera del gran lago, una pequeña selección del globo terráqueo habrá estado frente a usted: Italia, Japón, Argentina y Francia habrán dejado su sello gastronómico inconfundible en cada uno de los platos. La bodega es selecta y decididamente impresionante. Para el después, también hay unos excelentes habanos de la mejor calidad.
Los ejemplos son varios, pero como espacio y tiempo son categorías finitas, aquí va otro ejemplo de los menúes degustación que ofrece Butterfly:
– Amuse bouche. ¢ Conejo relleno, repollo colorado al vino tinto y hojas verdes. ¢ Bouillabaisse de langostinos y calamares “au papillote”. ¢ Lenguado estilo tailandés, hongos del bosque. ¢ Ternera en dos cocciones, verduras glaceadas y “roast potatoes”. ¢ Pera al sabayón, torreja, helado de vainilla y miel ¢ “Petit tours”.
Enjoy –
Dos hombres y una mujer
Sebastian Stoeveken, chef y sommerlier alemán, tiene 27 anos. Le había prometido a Ed que lo iba a ayudar el día que abriera su propio restaurante. Y Ed inauguró Buttrefly. Sebi, fiel a su palabra, decidió venir por seis meses, pero se enamoró de la vida en Bariloche, de la posibilidad de practicar snowboard o de pescar, y de una argentina, motivo más que suficiente para quedarse como un integrante más de Butterfly y no sólo para darle una mano a Ed. Comenzó trabajando como chef en restaurantes con una estrella Michelin, pero después de unos años optó por trabajar como sommelier. Viajo por toda Europa conociendo las diferentes bodegas y regiones de vinos (Portugal, Francia, España, Suiza, Italia, Alemania, Austria, Croacia, Bélgica) Como sommelier se desempeñó en diferentes restaurantes con dos estrellas Michelin en Suiza y Alemania. Una vez aquí, comenzó a explorar el mundo del vino en Argentina: recorrió Salta, Mendoza, Río Negro y Neuquén para degustar y seleccionar los mejores vinos para Butterfly.
La biografía laboral de Sebi indica, entre otros detalles, que trabajó en los siguientes lugares:
– Restaurante Wielandshí¶he, (Alemania, una estrella Michelin)
– Brenners Park Hotel y Spa, (Alemania, The Leading Hotel of the World, cinco estrellas Michelin)
– Restaurante Jí¶hris Talvo, (Suiza, dos estrellas Michelin)
– Restaurante Adelboden, (Suiza, dos estrella Michelin)
– The Pillars, (Fort Lauderdale, Small Luxury Hotel of the World, cinco estrellas Michelin)
Butterfly
Huan Huan 7831 (Avenida Bustillo, kilómetro 7.9) Playa Bonita, Bariloche, Río Negro
Teléfono: (02944) 46-1441/ 15-53-49-99
info@butterflypatagonia.com.ar
www.butterflypatagonia.com.ar