El arte de ser humanos

#arte

Con una infancia un tanto trashumante y la influencia de distintas formas del arte en su desarrollo, Paula Hacker ostenta en su producción, una fusión de caminos que cargan de sentido su obra. 

Por Moira Taylor
Fotos gentileza P. Hacker

 

Si hay una creación artística que describe al ser humano en su ser y hacer, es el collage. La técnica mixta puede transformarse, para algunos artistas, en la conjunción de elementos necesaria para explicar ese caos que es la existencia. Entre ese puñado de valientes se encuentra Paula Hacker, nacida en el seno de una familia de artistas en el tumultuoso y complejo Buenos Aires de mediados de los 60’. 

La charla nos encuentra separadas por 1.700 kilómetros que parecieran desaparecer gracias a las nuevas tecnologías y a una forma de ser distendida y graciosa que caracteriza a esta artista visual. Paula hace un recorrido por sus obras y nos muestra una manera de ser artista, resultado del compromiso y la constancia. “Considero que el arte es un trabajo de mucha entrega. Hay que estar ahí, cuando sale y cuando no sale. Hay que invertir vida en el proceso artístico. Hay que ser muy disciplinado y creer en lo que uno hace”, dice Hacker abriendo la conversación con ideas muy concretas. 

Con una madre como Mabel Rubli, reconocida grabadora y un padre director de teatro, sin duda el arte fue protagonista en el desarrollo de sus herramientas para interpretar y decir el mundo. “Volvía del colegio y hacía los deberes en el taller de mi madre. Era su asistente para sostener los papeles y maniobrar las hojas. Tal vez parte de mi amor por el papel también viene de ahí”, reflexiona. Pero como canta el refrán, ‛casa de herrero cuchillo de palo’, el mandato familiar era ser universitario, así es que un poco por motus propio y otro poco por ‛deber ser’, Paula realizó la carrera de psicología en la UBA. Como todo lo que hacemos hace a lo que somos, su profesión le aporta a su obra una profundidad aún más compleja e interesante. 

Artista visual y licenciada en psicología con posgrado en desarrollo de talleres artísticos, Paula muestra en su recorrido la armonía de vincular todas las versiones de nosotros en el hacer. “Mis comienzos en el arte fueron un tanto lúdicos. La incursión más formal vino en paralelo con mi periodo universitario” explica; dando pie a entender algo más de su proceso personal. Al tiempo que cursaba la universidad continuó formándose en el ámbito artístico. En pintura lo hizo con Carlos Gorriarena. En grabado, serigrafía, arte digital, procedimientos gráficos no tóxicos, fotografía, técnicas sobre la elaboración del papel hecho a mano junto a Silvina Pérez. Estos conocimientos no sólo están presentes en su obra sino también son y fueron herramientas de sus talleres en escuelas, museos, hospitales, colectivos de arte y ONG. Como un ejemplo de ello, fue su participación en el Proyecto Educativo de la Fundación Jaqué, en Panamá, selva del Darién. La labor educativa y de brindar conocimientos vinculando a sus distintos saberes la destacó como capacitadora en el proyecto ISOLE, en Argentina en el Hospital Borda de Buenos Aires durante varios años. “Me gustó y me gusta, estar incorporando cosas, hacer talleres, cursos, de alguna forma la insistencia del artista […] En mi trabajo como dialoga todo lo que soy. Siento que en el camino recorrido he podido como psicóloga acercar el arte a ciertos espacios, programas de inclusión que utilizan esa herramienta para procesar y expresar el ser. Poder propiciar que se use el arte como un medio de decir y sanar. Una oportunidad de una existencia más feliz”, afirma Paula con un dejo de emoción entre líneas.  

De su obra y lo que tiene para decir

Es una artista visual que utiliza el collage (técnica mixta) como su manera de reflejar el interior humano y su contexto. En la combinación de distintos elementos encuentra el canal para hallar sentido al caos que es la realidad. “Mi pregunta es por lo humano. Mi obra es el interrogante sobre el paso del tiempo y nuestro vínculo con él. La capacidad del ser humano de poner en palabras eso que lo rodea, despierta en mí una reflexión y una pregunta constante. La resignificación del mundo a través de la palabra. El cuerpo y su fragilidad, la fugacidad de la vida…”. Un sinfín de tangentes que se dispersan en su producción y se sintetizan en cada obra.  

El trabajo de Paula pone foco en la materialidad, busca con pocos elementos aquello que quiere comunicar. “Me expreso a través del collage utilizando ciertos materiales que reflejen lo que quiero decir, el detalle, lo formal y la síntesis me parecen fundamentales para que eso genere el acento que busco”, indica. 

En general, el papel siempre está presente. Esa historia de libros en la casa familiar acompaña sus obras, casi como un homenaje al objeto libro, a través de páginas viejas que se esconden en sus producciones. La palabra escrita con un trazo a mano alzada, las fotos antiguas de algún desconocido que posiblemente ya no está. Las imágenes de auto referencia, fragmentos de una artista que se dejan entre ver en la pregunta de su quehacer. El pasado vive en el presente y todo se transforma. Esas páginas e imágenes son una herramienta más para poder expresar la pregunta que la guía.  Así se va construyendo y deconstruyendo el mensaje de esta artista que tiene algo que decir. “He comenzado a tomarme la libertad de usar distintas cosas. Utilizar impresión digital. Animarme a usar nilón, especialmente en pandemia, siento que me permitió comunicar una idea de velocidad y al mismo tiempo de opresión. Las angustias e incertidumbres que estábamos atravesando. Mi trabajo se centra en el interés de querer comunicar algo, sin miedo a valerme de todo cuanto pueda para expresar ese mensaje. No quedarme atada a la rigurosidad de la técnica, porque mi acento está puesto en lo que quiero decir. Y solo puedo decirlo si creo en lo que hago”, afirma con convicción y entre sonrisas. 

Hoy, con un pie en Patagonia y otro aun en Buenos Aires, su proceso artístico se ve interpelado por el contexto natural y según afirma, eso va cambiando la obra. “Cuando nos vemos inmersos en la naturaleza, ese ser humano y la interpretación del mismo cambia. Creo que todo lo que uno va viviendo va contándonos, de manera sensible, sobre el mundo que habitamos. Mi obra se vincula con lo natural, desde la pregunta. La pregunta por la fragilidad, por la fugacidad de la vida, por la transformación constante. Procesos naturales que transparentan cuan parte somos de esa naturaleza. Somos un comienzo y un fin.  Y en este contexto de la maravilla natural patagónica es imposible que no repercuta de alguna forma en la obra”, reflexiona Hacker

Una artista sensible que, en su obra, plasma esas emociones profundas que le provoca el contexto que la acoge. Sea la ciudad, la naturaleza, el ser humano, el vínculo de este con su entorno, la fragilidad del cuerpo, el verbo y su uso. Nada resulta indiferente a la obra de Paula Hacker, que promete seguir interpretando la realidad, no para dar respuestas sino para abrir más preguntas y vincular a otros al proceso artístico. Proceso que, en sus palabras, no sólo es un trabajo y una manera de expresarse, de encontrar un propósito, sino también, una forma de sanar y procesar esta tarea nunca sencilla de estar vivos.  

https://paulahacker.com/

IG paulahac

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